EFE
Al cumplirse el 25 de marzo 10 años de la marcha más grande realizada a favor de una reforma de inmigración en una ciudad de Estados Unidos, activistas de Los Ángeles analizan los logros y frustraciones de esta década…
La manifestación, organizada por la Coalición 25 de Marzo y que congregó a más de medio millón de personas a favor de los indocumentados, mostró al país -y al mundo- la verdadera dimensión del problema de los indocumentados en Estados Unidos.
“Los movimientos de hace 10 años lanzaron el movimiento en pro de los derechos de los inmigrantes realmente al plano nacional”, aseguró hoy en entrevista con Efe Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA).
Salas consideró que las marchas de hace 10 años no solamente se presentaron en ciudades “como Los Ángeles o Nueva York o en el estado de Illinois donde ya la gente se movilizaba, sino que expandió el movimiento por la reforma y por los derechos de los inmigrantes a estados como Wisconsin, Georgia, Alabama o Carolina del Norte y motivó un movimiento nacional”.
Las marchas surgieron como una respuesta a la ley HR4437, presentada por el republicano de Wisconsin Jim Sensenbrenner y aprobada en diciembre de 2005 por la Cámara de Representantes, que entre otras medidas declaraba como delito el entrar ilegalmente al país y prohibía la ayuda a los indocumentados.
La primera marcha de marzo tuvo lugar en Washington D.C. con cerca de 20.000 participantes, seguida de la de Chicago con una participación calculada en 100.000 personas.
Dos semanas después de la marcha de Los Ángeles con más de medio millón de personas, el 10 de abril, más de 100 ciudades de Estados Unidos realizaron marchas y protestas contra la intención de criminalizar a los inmigrantes indocumentados en la mayor protesta nacional simultánea de la historia moderna.
Solamente en Dallas, Texas, más de 400.000 personas según cálculos de las autoridades, salieron a marchar ese día y pidieron una reforma a la ley de inmigración.
Al analizar la evolución de estos últimos 10 años frente a la comunidad inmigrante, Angela Kelley vicepresidente sénior del Centro para el Progreso Estadounidense destacó dos nuevos factores surgidos en la década.
“A través de este tiempo ha habido un par de fuerzas: una fue el surgimiento de los “Soñadores” que en ese momento eran niños y ahora son adultos jóvenes y pienso que esto los ha ayudado a participar políticamente”, declaró Kelley a Efe.
La otra fuerza, según la abogada de Washington D.C., ha sido el crecimiento de los medios sociales como Facebook, Twitter o Youtube en los que el activismo de los jóvenes se ha ido desarrollando a través de esta comunicación “utilizándolos como un recurso de organización”.
“Creo que esa ha sido una enorme y poderosa fuerza” en el desarrollo de este movimiento de jóvenes inmigrantes, señaló Kelley.
El número multitudinario de Los Ángeles, según Salas y otros activistas que formaron parte de su preparación como Javier Rodríguez miembro de la Coalición 25 de Marzo o Juan José Gutiérrez, ahora al frente de la Coalición Derechos Plenos para los Inmigrantes, fue el resultado de la conjunción de varios factores.
“Desde unos años antes, la gente (indocumentada) ya venía hastiada de la persecución y la falta de derechos como el derecho a votar”, aseguró Rodríguez en declaraciones a Efe.
La medida aprobada por la Cámara fue un detonante y “el haber convencido a los medios de comunicación -como por ejemplo a los locutores de la radio- de que apoyaran la marcha fue una gran ayuda”, destacó Rodríguez.
La marcha igualmente abrió el camino para que el 1 de mayo del mismo año se realizara un boicot en el que se pidió a la comunidad inmigrante no ir al trabajo ese día ni comprar ningún producto.
Para Rodríguez, ese boicot “fue la concreción real de la famosa película ‘A day without a mexican’ (Un día sin mexicanos) estrenada en el 2004.
A pesar del gran impacto obtenido su momento, los líderes coinciden en que es frustrante que el motivo principal de las marchas, o sea lograr la reforma a la ley de inmigración con un camino a la ciudadanía para los inmigrantes indocumentados, todavía no se haya logrado.
Para Gutiérrez, las circunstancias que le han correspondido a la comunidad inmigrante en los últimos lustros “no le han tocado a otras minorías”.
“En el caso nuestro el movimiento ha sido más masivo que el de todas las demás minorías y las mujeres combinadas, pero la apatía en contra de la comunidad latina ha sido tan fuerte que no hemos logrado tumbar este muro de contención que ha bloqueado la reforma migratoria”, afirmó el dirigente.
De su parte, Marta Arévalo, directora ejecutiva del Centro de Recursos Centroamericanos (CARECEN) aseguró que en estos 10 años “como movimiento hemos madurado muchísimo y hemos crecido políticamente”. “Aprendimos que la solución y el poder de cambio están en nosotros”.
Para la activista salvadoreña, es necesario que la comunidad latina tenga un voto unificado y lo ejerza “de una forma educada y metódica” .
“Si fuéramos ese votante sofisticado que cuando un candidato o un partido político que no responde a los llamados de la comunidad lo saca de su cargo, ya tendríamos una reforma migratoria justa, hasta de los republicanos”, concluyó Arévalo.
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