Andrew Fashion es un joven de apenas 21 años, que a simple vista lo tenía todo: una casa de campo en Littleton, Colorado, cuatro autos de lujo, una novia y tres compañías de internet que le reportaban beneficios mensuales cerca de los 100,000 dólares. Este joven logró tener una fortuna de 2.5 millones de dólares, programando computadoras como loco cada segundo de su día.
Pero el sueño americano de este joven pronto se convertiría en una pesadilla. Sólo doce meses después, cuenta él mismo en su blog, de ser un prometedor y acaudalado empresario se convirtió en un joven arruinado, sin estudios, y sin novia. Fashion dejó la universidad para centrarse en su negocio; las clases no tenían espacio en una vida marcada por el trabajo, las fiestas, los viajes y el lujo.
Esta ‘vida loca’ hizo que Andrew descuidase sus finanzas y el futuro de su proyecto. Un día su web dejó de estar en las primeras páginas de las búsquedas de Google y ahí comenzaron los problemas. Además, se dispararon los gastos. “Compré coches, algunos de ellos para amigos. Me aficioné al póker y gasté el dinero en apuestas, clubes de striptease y viajes. Era joven y estúpido”, admite Fashion.
Sus ingresos cayeron de tal manera que tuvo que vender la última empresa en sólo 75,000 dólares. Desde entonces su ritmo de vida ha cambiado y se ha dedicado a trabajar en una de sus empresas como fotógrafo. Sin descuidar que prepara su lanzamiento de otra página donde intenta recuperarse económicamente. El joven cuenta su historia con el fin de que otros jóvenes no cometan los mismos errores.
Este es un Casos y Cosas de inmadurez, que seguramente a este joven le servirá de lección para el resto de su vida.
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