Una amable lectora nos ha pedido extender el tema de la adicción tratada en la edición # 41-2019, y con gusto presentamos esta reflexión para todos nuestros lectores. Los remedios caseros también pasan por entender mejor los problemas físico-psicológicos y tener herramientas para luchar contra ellos.
Los seres vivos seguimos leyes básicas de equilibrio homeostático. Como cuando se echa azúcar en agua, si se deja mucho tiempo, el azúcar se va a repartir uniformemente entre las moléculas de agua. De igual modo, nuestras células guardan equilibrios en los líquidos internos y los externos. Las drogas psicotrópicas, las que causan efectos sobre el sistema nervioso central (SNC), afectan nuestras neuronas y cambian los equilibrios químicos del organismo.
Cuando una droga cambia los equilibrios químicos del cuerpo causa la adicción física, que es distinta de la adicción psicológica. Es cuando la persona adicta siente una necesidad muy grande ‘de volver a consumir su vicio’. Los efectos negativos se multiplican conforme el cuerpo se afecta, hay pérdida o excesos de hambre, de sueño, etcétera.
Para luchar contra el síndrome de abstención se recomienda una aproximación multifactorial. Se requiere tener a mano no una sino varias cosas que hacer para cuando se presente el síntoma.
En el caso del tabaco, que es una adicción física y psicológica considerada fuerte, el síndrome de abstinencia es fortísimo los primeros 3-7 días y se va reduciendo hasta que pasado un tiempo (un año, quizá) se produce un efecto contrario, de repulsión ante la presencia de la sustancia. La primera defensa contra la abstención se llama respiración. Cuando viene la crisis, la urgencia, la necesidad de la sustancia, respirar ayuda a calmarse. Ya sea que el disparador es angustia o ansiedad, la calma es el remedio. El malestar pasa en menos de diez minutos.
En lo personal recomiendo tener un pasatiempo para ayudar a quien está en recuperación. Se trata de algo que puedas hacer con facilidad y que te relaje. Cuando se hace algo con las manos, el cerebro se concentra en la acción y olvida su abstinencia.
Una de las mayores fuerzas contra la adicción es la compañía. Ya sean personas que comparten o no el problema, hablar y distraerse ayuda muchísimo en la crisis de abstinencia. Pasados diez minutos o media hora de charla, la ansiedad disminuye.
Por último, la lucha contra la adicción ha de entenderse como un esfuerzo de largo aliento. Todos quisiéramos decir lo dejo y es para siempre, sin embargo, lo efectivo para la mayoría es lo gradual. Primero hay que aprender a controlar la crisis, eso fortalece tu autoestima y tu templanza. Cuando eso es más fuerte, dejar es más fácil.
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