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La Columna de Vidriera 26-12

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  Hace unas semanas te prometí que platicaríamos de Caín y Abel. Siempre se me hizo rara esa muerte y las consecuencias que ha tenido para la humanidad.
 

   Casi en toda familia, así como hay cosas que se presumen y pregonan hasta exagerando, también hay cosas que deberían de callarse y que no conviene andar contando. De igual manera, la historia de la humanidad, hay cosas que deberíamos de callar o cambiar… por el bien de la familia.

  Según la versión bíblica de la historia del mundo, se cuenta que el primer hombre que no fue hecho ni de lodo ni de costillas, sino que fue el primero  que nació de mujer, como, de allí pal real, nacimos todos, y que viene siendo padre de todos los hombres del mundo, mató a su hermano… sí, así cuentan las historias, que “nuestro padre Caín”, mató a nuestro tío Abel… Claro que eso de “nuestro padre” es un decir, porque unos son hijos directos, a otros se les impuso la historia y son hijos adoptados, y otros son simples “arrimados”. Pero lo cierto es que esa historia ha influido en el pensar de todo el mundo occidental y nos convertimos en matones por herencia. Como quien dice, traemos lo matón en la sangre, porque inconscientemente tenemos que defender al padre y pensar que hizo bien; que “el tío” se lo buscó, que lo merecía. Y por eso, muy desde el principio nos hicimos a la idea de  que es mucho mejor matar que ser matado; que el que mata es superior; que es el “machomen”, que es triunfador,  y que el matado es débil, es perdedor,  y hasta hay quien llegue a pensar que el tío Abel era un poco amanerado… ¡¿Te das cuenta cuánto bien nos haría callar esas historias y no enseñarles esas cosas a nuestros hijos?! No seríamos el primer pueblo que ha cambiado su historia. Se ha visto en todos los tiempos y se sigue viendo…

 

  Pero vamos viendo un poco por qué fue el pleito, aunque los historiadores no dieron muchos detalles. En primer lugar ya estaban fuera del Paraíso y ya traían el castigo de Dios encima. Uno de los castigos era que les iba a sudar el cogote para comer… y también la frente… y no me digan que el trabajo es una bendición, ni madres, está bien claro en las escrituras, que son sagradas cuando nos conviene,  que el trabajo fue una maldición de Dios a los hombres, porque según los videos de youtube, no se trabajaba en el paraíso terrenal ni se va a trabajar en el cielo. Para muchos eso es la felicidad: gozar de los placeres sin trabajar. Y aunque usted no lo crea, algunos hacen trampa, evadiendo la maldición de Dios, y casi lo logran aquí en la tierra y es la razón de algunos pleitos como el de Caín y Abel…

 

  Sucede que Caín tomó en serio la maldición de Dios y sudaba para comer, porque era labrador, y el trabajo del campo es de sudar y sudar. Abel se hizo pastor y se la pasaba debajo de la sombra de un arbolote, tocando la flauta y haciendo versos, porque los pastores tienen tiempo para el arte y esas cosas. Tenía tiempo libre mientras las borregas andaban comiendo por allí, y en esos tiempos estaban los pastizales nuevecitos…. Y Caín renegaba, al ver que Abel no seguía la maldición de Dios de ganarse el pan sudando, pero las cosas llegaron al punto de matar cuando ofrecieron sus frutos a Dios, y Dios aceptó con gusto las ofrendas del flojonazo muy blanquito y sombreado, mientras que las ofrendas del requemado del sol fueron rechazadas. Eso encabrita a cualquiera, ¿a poco no?  Y cuenta la historia que Caín habló con Abel, no cuentan lo que haya contestado Abel, pero ha de haber sido alguna impertinencia, porque de inmediato Caín le sorrajó un quijadazo y lo mandó a estrenar el otro mundo…

 

 Vista así la historia se explica un poco el proceder, pero de allí a justificarlo hay una gran diferencia. Lo cierto es que ese es el origen de muchos de nuestros problemas en el mundo: que muchos siguen sin tomar en serio la maldición de Dios, de ganarse el pan con el sudor de la frente y quieren vivir del trabajo de los demás, de esclavizar a los demás… Ayer nada menos, me comentaba un amigo que cada año se rescatan 42,000 esclavos en el mundo, porque todavía hay esclavos… muchos…

 

  Trabajar es un castigo: comerás el pan con el sudor de tu rostro, de tu frente o de donde te sude… Decir que el trabajo es una bendición es atentar contra la palabra de Dios. Lo dijo como castigo y así se debe tomar y punto. Pero mientras haya flojos que no acaten la regla, le saquen al parche y quieran vivir del trabajo ajeno, seguirán las revoluciones, seguirá Caín matando a Abel…  Así que todos a ponernos a trabajar si queremos paz. Sí se puede. Dejen de sudar en el gimnasio y suden en el trabajo. Dejen la “farmville” de internet, que no da comida, y váyanse a una verdadera… a sudar…. y verán que el mundo mejora.

 

         Salud y saludos y hasta la próxima semana.
licvidriera@aol.com

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