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La felicidad de Felicidad

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Por: Dr. Humberto Caspa

 

 A principios de abril de 2008, durante una reunión de líderes comunitarios y políticos en el colegio comunitario Orange Coast College, una estudiante de una escuela secundaria de Santa Ana pidió la palabra, habló y nos dejó con la mirada taciturna a todos los que estábamos presentes.

 “Qué debemos hacer nosotros [que no tenemos residencia legal en este país] una vez que terminamos la High School.  Si me aceptan en una universidad, yo no tendría un respaldo económico, ni tampoco sé si el título que voy a adquirir me va a servir para encontrar un trabajo profesional”, dijo.

  La estudiante dijo llamarse Felicidad. Paradójicamente su expresión de preocupación no conjugaba con su nombre. Empero, la entonación de tristeza de Felicidad era un presagio incontenible a lo que ocurriría cuatro años después. Seguramente hoy Felicidad tiene 18 ó 19 años. Estoy seguro que ahora estará mucho más feliz que en esa oportunidad.  La nueva orden ejecutiva de no deportar a estudiantes, dictada por el presidente Barack Obama, le da a Felicidad y a muchos estudiantes como ella, un cúmulo de esperanza para alcanzar sus metas profesionales en este país.

  Alrededor de 1.8 millones de estudiantes se beneficiarían con este nuevo mandato presidencial.  Aproximadamente cerca de 65,000 estudiantes indocumentados se gradúan año tras año. Muchos de los que se gradúan de las preparatorias se auto-descalifican debido a su condición de indocumentados y buscan fuentes de trabajo en los escalafones más bajos del sector laboral.  En el peor de los casos, algunos caen en el manto grotesco de las pandillas y grupos delictivos de la sociedad.

  La nueva orden de Obama es una buena noticia para los latinos, pero es sólo la primera batalla. La próxima batalla será el próximo noviembre, cuando se decidirá si el presidente Obama mantendrá su puesto o será reemplazado por un líder netamente conservador.

  El candidato republicano Mitt Romney expresó su repudio a los inmigrantes indocumentados durante los debates de las elecciones primarias de su partido político. Hasta hoy no ha intentado hacernos reflexionar sobre su postura en torno al mandato ejecutivo que beneficia a muchos estudiantes indocumentados.  Su respuesta, como es normal a los políticos, ha sido de hacer comentarios generales, apegándose a la crítica contra el Presidente. “Obama tenía todos los recursos para promover una ley migratoria integral. El Congresos estaba dominado por los demócratas cuando llegó a la Casa Blanca”, aseveró.

 Lamentablemente Romney se olvida que el Senado pasó una ley (DREAM ACT) y murió en la Cámara Baja. Todos los republicanos repudiaron la ley.  Cuando el Congreso estaba dominado por los demócratas, los republicanos no permitían ningún tipo de políticas progresivas, particularmente aquellas que beneficiaban a los estudiantes indocumentados.

 En este sentido, si Romney sube al poder, la orden ejecutiva de no deportación estaría en riesgo de ser derogada. Los grupos de interés de la derecha, como recientemente sucede, le estarían presionando y le estarían exigiendo que no solamente derogara el nuevo mandato presidencial sino también estarían exigiéndole que imponga castigos, incluso la deportación.

  La felicidad de Felicidad no será concreta hasta que el Congreso apruebe una ley que defienda los derechos de los estudiantes indocumentados. Si dicha ley es aprobada, el presidente Obama, si es reelegido, firmará la nueva Ley.  Sin embargo, si Romney gana es muy probable que la rechace.  Felicidad y toda la comunidad latina tiene que apoyar otra gestión de Obama.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Ecomonics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com.

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