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La oración del padre.

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Y precisamente pensando en lo difícil que es ser buen padre y en la ayuda que a veces se necesita para poder serlo, a continuación les transcribimos este inspirado pensamiento de autor anónimo titulad

Padres buenos hay muchos; buenos padres, hay pocos. No es difícil ser un padre bueno; en cambio, no hay nada más difícil que ser un buen padre. — Anónimo

Y precisamente pensando en lo difícil que es ser buen padre y en la ayuda que a veces se necesita para poder serlo, a continuación les transcribimos este inspirado pensamiento de autor anónimo titulado:

“Oración de un Padre”

Ayúdame, Señor, a comprender a mis hijos, a escuchar pacientemente lo que quieren decirme y a responderles todas sus preguntas con amabilidad. Evítame que los interrumpa, que les dispute o contradiga.

Hazme cortés con ellos para que ellos sean conmigo de igual manera. Dame el valor de confesar mis errores y de pedirles perdón cuando comprenda que he cometido una falta.

Impídeme que lastime los sentimientos de mis hijos. Prohíbeme que me ría de sus errores o que recurra a la afrenta y a la mofa como castigo. No me permitas que induzca a mis hijos a mentir y a robar. Guíame hora tras hora para que confirme, por lo que digo y hago, que la honestidad es fuente de felicidad.

Modera, te ruego, la maldad en mí. Evítame que los incomode y cuando esté malhumorado, ayúdame Dios mío, a callarme ante insignificantes cosas y que sin razón me llenan de ira. Hazme ciego ante los pequeños errores de mis hijos y auxíliame a ver y alabar las cosas buenas que ellos hacen.

Ayúdame a tratar a mis hijos como niños de su edad y no me permitas exigirles el juicio y convicciones de los adultos, facúltame para no robarles la oportunidad de confiar en sí mismos, pensar, escoger o tomar decisiones. Opónte a que los castigue para satisfacer mi egoísmo. Socórreme para concederles todos los deseos que sean razonables y apóyame para tener el valor de negarles las comodidades que yo comprendo que les harán daño.

Hazme justo y ecuánime, considerado y sociable para con mis hijos, de tal manera que ellos sientan hacia mí, no sólo condescendencia, sino verdadera estimación. Hazme digno, Señor, de que sea amado e invitado con mis hijos. El padre no es solamente el que hace un hijo, es aquel que se preocupa por lo que su hijo siente y hace. Cuando el hijo ya crece, la responsabilidad ahí no termina, el padre sigue con sus sabios consejos, haciéndole sentir el gran amor que le tiene y apoyándolo para que pueda salir adelante.¡¡Eso es ser padre!!…

–•– Y a todos nuestros lectores que tengan la fortuna de ser papás, les deseamos
que tengan un…. ¡Feliz Día del Padre!

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