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Pedro Infante

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A lo largo del tiempo, tanto la música como la televisión han tenido pocas oportunidades de trabajar con artistas de la talla y el carisma de Pedro Infante. Y es que hasta la fecha no ha habido uno qu

A lo largo del tiempo, tanto la música como la televisión han tenido pocas oportunidades de trabajar con artistas de la talla y el carisma de Pedro Infante. Y es que hasta la fecha no ha habido uno que le iguale, ni en voz, ni en presencia, ni en otras muchas virtudes que este ídolo de la canción ranchera y gran galán del cine de oro mexicano poseía. Pero por increíble que parezca el interprete de “Amorcito Corazón” y casi cuatro centenas de canciones más, cumplirá, este 15 de Abril, medio siglo de fallecido…. 50 años que se fue! Hablar de su vida, sería tan largo como interesante y nos llevaría un gran espacio, por eso, baste por hoy decir que Pedro Infante Cruz nació de noviembre de 1917 en Mazatlán, Sinaloa, México pero desde niño vivió en Guamúchil.

Fue hijo de Delfino Infante, quien tocaba el contrabajo en una banda y de Refugio Cruz, y que siendo el tercero de quince hermanos, de los cuales sólo sobrevivieron nueve. Desde su adolescencia, Pedro mostró talento y afición por la música, logrando dominar en poco tiempo instrumentos de cuerda, de viento y percusión, lo que finalmente le ayudó no sólo a triunfar sino ser un verdadero ídolo. A partir de 1939 apareció en más de 60 películas, y desde 1943 grabó algo más de 350 canciones.

Respecto a su muerte, se sabe que posterior a ella, se crearon mitos en relación a él, se dijo que a causa del accidente quedó desfigurado y no quiso volver a los escenarios; también se cree que, harto de la fama, decidió retirarse a vivir lejos de todos y de todo…. Tal vez por ello su vida se convirtió en un mito; sin embargo la realidad en cuanto a su fallecimiento es algo muy diferente. Avisos Previos a su Muerte Varios fueron los accidentes aéreos en los que Pedro Infante estuvo a punto de perder la vida. El primero ocurrió en 1947, luego de que intentara regresar a México de Guasave, su avioneta no logró hacer altura y se estrelló contra un sembradío de magueyes. Un segundo accidente en 1949, cuando viajaba del puerto de Acapulco a la ciudad de México, junto con la guapa bailarina Lupita Torrentera.

La aeronave realizó un aterrizaje forzoso en el poblado de Zitácuaro, Michoacán, donde Pedro y su acompañante sufrieron graves lesiones… Hasta que lamentablemente su destino se cumplió.

ASI FUE LA TRAGEDIA…

Al filo de las siete de la mañana de aquel lunes 15 de abril de 1957, se le daban los últimos arreglos al cargamento del enorme tetramotor Libertador Vultee B-24-J, que viajaría sin escalas de Mérida, Yucatán a la ciudad de México por eso estaba siendo llenado de combustible a su máxima capacidad. Este vuelo, transportaría seis toneladas de pescado que servirían para surtir a la gran ciudad durante la Semana Santa, además, de otros productos.

El vuelo lo emprenderían tres tripulantes, el piloto Víctor Manuel Vidal, el copiloto Pedro Infante Cruz “el Capitán Cruz”, y el mecánico Marciano Bautista Escárraga. A las siete con treinta y cinco minutos el avión enfiló a la pista número 10, donde luego de una minuciosa prueba de motores inició el despegue. Diez minutos después, según registros de la compañía aérea Tamsa, la nave empezó a presentar problemas, se balanceaba, perdía altura y había un conato de incendio en uno de los motores. En un esfuerzo por aligerar el sobrepeso los tripulantes intentaron, según un reporte con la torre de comunicaciones, deshacerse de algunos paquetes, pero todo esfuerzo fue en vano ya que la situación empeoró cuando la conflagración de uno de los motores anunció la tragedia. La nave a más de 350 kilómetros de velocidad y en picada cayó a tierra chocando de punta sobre las calles 54 y 85 de la ciudad de Mérida.

La nave terminó en el patio posterior de una casita donde además había una tienda llamada “La Socorrito”, ubicada a escasas 25 calles del aeropuerto. A consecuencia de que los tanques de combustible que iban a su máxima capacidad sobrevino una enorme explosión que arrojó las partes del avión a varios metros del accidente, terminando con toda esperanza de encontrar algún sobreviviente. También Murieron Dos Perros y un Chango Además de los tripulantes de la nave, la muerte se llevó a una joven llamada Ruth Rosel Chan, de 18 años, que en ese momento se encontraba en la parte posterior de la casa lavando ropa, fue materialmente cubierta por las llamas del avión y murió en medio de una terrible agonía. También murieron dos perros de raza Mastines y un pequeño mono que Pedro llevaba como regalos para Irma Dorantes.

LOS RESTOS DE PEDRO

Tras controlar las llamas se logró recuperar el cuerpo calcinado y mutilado de Pedro Infante, el cual pudo ser identificado gracias a la esclava de oro que llevaba aún en una de sus muñecas, así como por el anillo y reloj “Ultramar” que a pesar de las altas temperaturas del incendio no se fundieron. La autopsia al cadáver de Pedro determinó que presentaba numerosas fracturas, laceraciones y contusiones además todas las costillas rotas y cráneo deshecho. Como dato referencial es oportuno mencionar que Pedro tenía una estatura aproximada de 1.70 mts., pero luego del accidente quedó reducido a 77 centímetros, su peso en contraste de 74 kilos se consumió a únicamente 22 kilos. El certificado de defunción resumía: “Muerte por atricción total”.

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