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¿Quién hace la tarea… Usted o sus hijos?

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Con el afán de querer ayudar a nuestros hijos en sus estudios, a veces cometemos un grave error 

Te contaremos una historia que sucede en muchos hogares en donde hay hijos en edad escolar. Tal vez te identifiques con uno de los dramáticos episodios y desees encontrar, un remedio. Cuando empieza el año escolar, todo parece miel sobre hojuelas, los libros están limpiecitos y bien forrados, las mochilas relucientes y el estuche tiene dentro todo lo necesario para trabajar. Las mamás también están “relucientes” y con ánimo renovado para echar a andar, junto a sus pequeños, un nuevo año escolar. 

Pero conforme avanza el curso y los padres van ‘ayudando’ a los chicos con las tareas, va cambiando su sentir y empiezan a llegar las dudas…: ¿Qué tanto debo ayudarlo hacer su tarea? ¿si lo dejo solo, será capaz de hacerla?, ¿Y si no lo ayudo y lo hace mal?, a todas estas dudas y muchas más se unen las tácticas de los niños para conseguir que mamá o papá tome como propio el asunto de hacer la tarea. 

  • A continuación te damos algunos ejemplos de las ‘tácticas’ más frecuentes que usan los niños:
  • ¡No entiendo lo que explica la/el maestra/o!… La mamá sale enseguida al rescate y explica “tal como en sus tiempos, el proceso y antes de darse cuenta ya está haciéndole la tarea al hijo”
  • ¡Olvidé apuntar la tarea! después de un fuerte regaño, la mamá toma el teléfono y le habla a la mamá del niño más aplicado del salón para que se la dicte y de paso comenten lo “presionados” que tienen a los niños con esas tareonas.
  • Y podemos seguir enumerando mil y un incidentes por lo que la tarea ni se comienza. Desde el lápiz que quedó perdido detrás del sillón, la biografía de algún héroe que el niño olvidó que iba a necesitar, el papel que no nos pidió a tiempo porque creyó que había en casa y como esos múltiples obstáculos “personales” que contribuyen a la tardanza: una sed inaguantable de la criatura, que debe suspender su trabajo para ir a la cocina por agua; un hambre voraz que surgió al abrir los cuadernos; un fuerte dolor de cabeza que sólo se cura viendo la televisión; unas ganas terribles de ir al baño o de dormir, etc.
  • A todo lo anterior le unimos las “actividades vespertinas”, como la clase de karate, de natación o de ballet.  El niño se distrae constantemente y se pelea con los hermanos. La mamá corretea, sirve de “grúa” y cuando está a punto de ahorcar a su pequeño… aparece  ¡súper papá al rescate! Unas veces rescata a la pobre mamá de tan pesada labor y reprende fuertemente al desconsiderado hijo, para después sacar a relucir toda su autoridad. Otras veces sale al rescate del pobre niño, que ya fue regañado y amenazado por una madre a punto de caer en la histeria total, y con todo su cansancio acumulado del trabajo, se sienta con su hijo a terminar la tarea y le demuestra a su esposa ¡lo fácil que resulta cuando a los niños se les habla por la buena! Por supuesto, el pequeño trabajó ejemplarmente con papá al lado, logrando que éste, le haga en diez minutos lo que el chiquillo ‘no pudo’ hacer en toda la tarde.

Y no importa lo que haya sucedido el día anterior, esa mañana el niño llegó con su tarea y la maestra le puso A+.  Sí!, ¿pero a qué precio? 

Eso le enseña al niño que no necesita esforzarse, pues mamá o papá pueden solucionarlo todo, aunque lo regañen. No importa si no copia la tarea o no pone atención en clase. No pasa nada si se le olvida el cuaderno o si se distrae con la televisión. Mamá siempre lo sacará del atolladero.

Seguramente usted conoce a mamás (o es una de ellas) que pasan todas las tardes sentadas junto a sus hijos, pues de otra manera no logran que ellos hagan la tarea. Otras se han vuelto expertas en los programas escolares, pues estudian “por los hijos” para los exámenes o resuelven los problemas de matemáticas por teléfono, junto con otra amiga. Estas mujeres son las mejores secretarias, a veces hasta bilingües, del mundo. 

Esas mamás (o papás) que hacen la tarea por sus hijos no se dan cuenta que el hecho de que sus retoños hagan por ellos mismos sus tareas es para ellos una oportunidad… Sí!, una oportunidad de incrementar los recursos intelectuales del niño usando sus ideas para inventar, memorizar, buscar, resolver, etc. Oportunidad de ser responsable, empezar a ejercer autocontrol y algunos hábitos que a la vez aumenten en los alumnos su confianza en ellos mismos. 

Parece mentira que una labor tan sencilla aporte tantos beneficios, pero más increíble parece que los padres de familia, en su afán de ayudar, bloqueen estas oportunidades en sus hijos… Es momento de tomar medidas firmes.

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