Hay personas que nunca terminan de asumir una ruptura, los hijos en común pueden convertirse en la excusa perfecta para que la ex esposa siga teniendo vigencia y provoque constantemente discusiones con la actual pareja.
La pregunta es ésta: ¿Es normal ejercer una actitud paternalista con una ex pareja?… O, ¿hasta cuándo debe existir y tolerarse un vínculo de este tipo con una relación anterior a la actual?
No necesariamente deben existir hijos, ya que hay personas que se encargan de manipular de tal modo que siempre logran su cometido; como valerse de la familia política apoyadas por la buena relación que existió con la suegra o cuñadas, acudir al ex cada vez que necesitan de una ayuda económica. Suele pasar mucho con las personas que se van de sus países de origen y llegan a otro sin su familia, dejando a esposa e hijos.
En ocasiones, habrá quienes sigan manteniendo con ellos una obligación moral aunque en la actualidad ya exista un divorcio o separación definitiva. La cuestión aquí es cómo afecta a la relación actual económicamente y sobre todo, los conflictos que esto acarrea. Las ex son una especie de ‘parásitos’ (hay excepciones, claro) que se hacen presentes cuando están en apuros, lo que mortifica aún más a la esposa actual que tiene una visión más objetiva de lo que sucede.
Cabe mencionar que las situaciones pueden ser variadas. En general si los ‘ex’ se conocieron hace muchos años, por ejemplo desde que eran niños. Entonces la pareja actual ‘la tendrá muy difícil’, exista o no descendencia en común, si el hombre decide vivir a la sombra del pasado, pues ese será un problema muy complejo de erradicar.
¿De qué modo puede solucionarse? Bien, hay dos caminos posibles:
1.- Analizar muy bien lo que sucede: ¿La ex pareja solicita dinero de forma sistemática o es un hecho puntual?… ¿Exige beneficios para sí, o son necesidades que quedan descubiertas y se asocian a los hijos en común?… ¿Si hay hijos de por medio, cuál es la edad de ellos?
Estos temas, por más triviales que parezcan deben dilucidarse por completo ya que cada caso es diferente. Si la ex pareja maneja ‘la culpa’ como ninguna, conseguirá todos sus objetivos valiéndose del pasado para echar en cara las faltas cometidas cuando se estaba en pareja, o se sirven de la familia política (suegra, cuñadas, primos, etc.) que muchas ocasiones sirven de intermediarios y piden el dinero a su familiar directo para hacerlo llegar a manos de la ex.
Si los hijos son mayores de edad, es pertinente establecer límites, y mucho más si se sabe que la ex pareja suele darle uso indebido al dinero. No está mal tender una mano, ya que es posible que si se ha tenido una buena relación en el pasado, esta persona haya colaborado en parte con quien actualmente es su ex relación, pero cuando la pareja actual se resiste por pedidos constantes e injustificados provenientes del pasado, hay que establecer ciertas normas.
2.- Negociar con la pareja: Es desgastante la discusión a diario por enviar dinero, ya sea a una ex o a la propia familia, más si la esposa actual trabaja y comparte los gastos de la casa. No es justo para ninguno de los dos, ya que formaron una nueva familia y los dos trabajan para sacar adelante los gastos de la casa y los hijos. Si no hay manera que la pareja actual entienda razones y no se pueda negociar con él, habrá que tomar una medida más drástica. Nadie habla de separación o divorcio ya que hay otras opciones antes que esa, pero sí pueden establecer una separación en cuanto al dinero. Si en una pareja ambos trabajan, lo ideal es que cada uno disponga de su dinero como mejor le plazca, claro, con el sobrante, después de cumplir primero con las obligaciones del hogar e hijos.
De este modo, cada quien podrá disponer sin tener que rendir cuentas al otro en qué invierte o gasta su dinero. Esta medida evitará sufrimientos y eternas discusiones, se asumirá la relación de pareja de un modo más maduro en donde cada quien interviene hasta cierto punto en ‘la vida del otro’… Sin olvidar que la obligación y prioridad es la familia actual.
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