El País
Las muertes a tiros han caído tras el endurecimiento legal a raíz de una matanza en 1996…
Barack Obama y Hillary Clinton creen que la receta australiana contra los tiroteos en masa puede funcionar en Estados Unidos. Australia endureció sus leyes de armas en 1996 tras el asesinato de 35 personas en una zona turística de la isla de Tasmania a manos de Martin Bryant, un hombre blanco de 28 años con antecedentes de esquizofrenia. Se trata de la tercera masacre a tiros con más víctimas de las dos últimas décadas, después de la de Noruega en 2011, con 77 muertos, y la más reciente en Orlando, con 49 asesinados. Bryant había comprado legalmente el rifle AR-15 y el fusil de combate con los que atacó. Entre las víctimas, la mayoría australianos, hubo cuatro menores de edad —dos de ellos, de tres y seis años— y una pareja de turistas malasios.
Menos de dos semanas después del tiroteo, las autoridades prohibieron los rifles de asalto automáticos y semiautomáticos (Bryant mató a 12 víctimas en 15 segundos con uno de estos); hicieron más rigurosa la expedición de licencias de posesión, con periodos de espera de 28 días, una estricta verificación de antecedentes y la exigencia de una causa justificada para adquirir un arma; también iniciaron un programa de recompra y destrucción de rifles durante un año con el que cerca del 20% nacional salió de circulación, según cifras oficiales.
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