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CICLOS DE ODIO Y RACISMO

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En periodos de crisis económica, la migración aflora. La tendencia siempre ha sido un brote de xenofobia en los países recipientes como el nuestro y, por ende, la propagación del racismo también ha tenido un incremento inusitado.

Lo que sucede hoy también sucedió cien años atrás.  En 1920, en pleno apogeo económico del liberalismo –libre mercado, dominio del sector privado en la economía y reducción del poder estatal—, las ciudades más importantes del este del país empezaron a recibir migrantes europeos, particularmente de Italia y algunos sectores del oriente europeo.

La discriminación de los ciudadanos estadounidenses se concentró contra estas poblaciones y también contra los migrantes y ciudadanos norteamericanos de origen asiático debido a que en este periodo se estableció el infame Chinese Act.

El racismo que hoy afecta a nuestra sociedad también tuvo lugar a inicios del siglo XX.  El filósofo inglés Hebert Spencer fue uno de los precursores intelectuales de este movimiento racista.  A través de estudios cuasi-científicos y evolucionistas, Spencer sostuvo que la población blanca del Occidente de Europa produjo enormes descubrimientos en el mundo debido a supuestos atributos naturales.

El hecho de que Europa se convirtiera en el centro de la modernización y en el núcleo de grandes descubrimientos revolucionarios en los campos de la tecnología, economía, artes, política, física, entre otros, fue aparentemente producto de un esquema natural de los seres (blancos) más inteligentes de la tierra.

Spencer creó lo que en las ciencias sociales se conoce como la teoría Social Darwinista o el estudio y entendimiento de los fenómenos sociales a través de la evolución humana o, en términos prácticos, el racismo.

Los hallazgos de Spencer tuvieron aceptación alrededor del mundo, principalmente en aquellas regiones donde los grupos minoritarios nacionales y étnicos empezaban a tener afluencia en sociedades dominantes por la cultura Occidental.

En Europa, particularmente en Alemania, los estudios racistas de Spencer fueron uno de los tantos elementos que motivaron al régimen de Adolfo Hitler a un proceso de linchamiento que desembocó en el Holocausto durante la Segunda Guerra Mundial.

Por su parte, el evolucionismo social de Spencer cimentó el camino del racismo a inicios el Siglo XX en Estados Unidos, contribuyendo ostensiblemente a un movimiento social intolerante, misma que culminó con la segregación institucional del sector público.

Hoy, los residuos de la teoría de Spencer fueron base del movimiento extremista de la derecha que condujo a Donald Trump al poder.  El nuevo ciclo racista está en su apogeo y posiblemente sobreviva por otros cuatro años si es que los votantes permiten la permanencia de esta ideología en la Casa Blanca.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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