En la vida de los seres humanos existen grandes desconsuelos, el sufrimiento por amor es el más frecuente ya que todos alguna vez han tenido alguna experiencia que termina en desolación y angustia.
No toda relación dura para siempre y es normal que cuando termina, se tenga un periodo de duelo que implica desgarro, llanto, baja autoestima y desesperación. Todo se ve negro y se piensa que nunca se volverá a ser feliz, pero con el tiempo la realidad se acomoda y los sentimientos también. Hay que entender que solamente se trata de un periodo y que luego habrá que volver a la vida normal que se tenía.
Cuando esto no ocurre y el amor perdido se transforma en una obsesión, se corre el riesgo de enfermarse psicológicamente y hasta físicamente.
Hay que ser cauteloso y sobre todo valorarse a uno mismo que es en definitiva lo que hace que se salga adelante.
Recomendaciones desde una visión profesional:
1.- Cuando los recuerdos que se quieren volver a alcanzar comiencen a aparecer hay que hacer un ejercicio de autocontrol en donde la mente esté implicada.
‘Hay que llenarse de autoestima, recordar el valor propio que se tiene y comentar mentalmente los motivos por los cuales la relación no funcionó’.
Recordarlos en todo momento ya que el cerebro cuando se está bajo de defensas tiende a buscar salidas que contribuyen con el auto boicot y rápidamente comenzará a añorar los buenos momentos, lo bien que la pasaban juntos y situaciones de esa índole que por más que hayan sido ciertas no alcanzaron para salvar la relación cuando ‘se pudo’.
2.- Encerrarse está prohibido.
No se tendrán ganas de salir a despejarse, pero no importa, hay que hacerlo de todos modos y una vez que se esté en otro ambiente diferente incluso solo si no se quiere ver gente los primeros días, la sensación será diferente.
El alma debe ir sanando, pero la mente que es quien regula y maneja todo también, debe estar libre de cualquier trampa que se le quiera poner en momentos de ‘desesperación’.
3.- Ejercitarse.
El suscribirse a un gimnasio o practicar algún baile es una alternativa muy saludable. Está demostrado que mantenerse activa físicamente regula y equilibra el estado de ánimo, más allá de los beneficios físicos. La natación o asistir a algún taller de salsa o baile poco convencional, ayudará a desatar las tensiones e incluso permitirá comenzar a pasar ratos agradables.
4.- Escribir los malos momentos.
Es importante apuntar, si es necesario, en un papel todos los momentos malos que se han vivido.
La idea no es que la persona se vuelva masoquista, sino que recuerde con objetividad los motivos de la ruptura. Es bastante habitual idealizar a la pareja cuando ya no está a nuestro lado. Los recuerdos comienzan a distorsionarse y eso genera mucha angustia y ansiedad y en esos periodos se pueden tomar decisiones equivocadas como la de querer regresar con esa persona, perseguirla, obsesionarse y en consecuencia, enfermarse. Lo mejor es acudir a ese papel cada vez que se sienta esa sensación.
5.- Un clavo no saca a otro clavo.
Sería un gran error querer comenzar otra relación rápidamente.
Hay que hacer el duelo correspondiente o sea un tiempo prudente, ¡no toda la vida! Esto ayudará a conocerse a una misma y si no se ha pasado antes por una situación así, se podrá luego, pasado el dolor, recordar la experiencia de cómo se ha reaccionado, pero la idea no consiste en seguir lastimándose e incluso dañar a una persona nueva que aparezca en nuestras vidas.
Pensar en positivo a pesar del dolor es la única manera de sanar el corazón y la mente. Es difícil a primera vista, pero si se tiene el coraje de afrontar la propia experiencia como algo que forma parte de la vida misma se podrá salir antes y mejor de la situación.
Con estos pasos podrán en su momento abrir nuevamente su mente y corazón para una nueva relación, y recuerden; no todas las personas son iguales, no por una mala ‘experiencia’ creamos que todas serán igual.
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