Pocas son las personas que realmente tienen confianza en sí mismos, en todo lo que pueden lograr con el simple hecho de quererlo.
Muchos son los factores que pueden influir en el hecho de que una persona tenga o no confianza en sí misma, pero hay uno que es primordial: la manera en que fue criada. Cuando hablamos de persona, pensamos en un adulto y a menudo olvidamos que antes fue un niño. Y es ahí donde se hacen las bases de lo que será cuando crezca, y es muy difícil que pueda cambiar el rumbo que le fue marcado en su infancia.
Sabemos que la infancia es la época en que la mente es más maleable, cuando más intensamente recibe la influencia de lo que la rodea. De aquí que cuando se habla de la influencia del medio ambiente o del entorno, se está haciendo referencia a la acción de los padres, amigos, maestros, compañeros, etc., durante la época en que la persona es más influenciable: su infancia.
Deshacer el efecto de una mala crianza o una mala educación, es muy difícil cuando la persona ya es adulta. Sin embargo, el cambio puede darse, ya sea de manera fortuita o de manera deliberada.
Si pensamos que la confianza en sí mismo (o auto-confianza) se refiere a la creencia en la propia capacidad para llevar a cabo una tarea, observaremos que hay diversas formas en que puede incrementarse la auto-confianza.
En primer lugar, existen experiencias fortuitas que permiten a la persona darse cuenta de que es capaz de llevar a cabo una tarea para la que pensaba no tener condiciones.
También puede ser que la confianza en sí mismo, la logre a través de la lectura de libros o por medio de terapias, seminarios, etc., y es cuando la persona que pensaba carecer de cierta capacidad puede ver a otras en su misma situación realizar actividades o alcanzar objetivos que consideraba fuera de su alcance.
Existe también una vía gradual para llegar a tener fe en la capacidad de uno para una tarea. Esta consiste en ir acercándose a la meta deseada por etapas sucesivas. Se comienza por tareas más sencillas y de a poco se va incrementando la dificultad. Este método se ha usado por siglos en la capacitación laboral: la persona se inicia como aprendiz y gradualmente, va adquiriendo más responsabilidades y ascendiendo en la escala laboral.
Finalmente, existe un método que algunos pueden tomar como mágico pero que en realidad tiene fundamentos neurológicos. Consiste en practicar representaciones mentales (o visualizaciones) de la tarea que se pretende realizar. Hechas comparaciones entre personas que practicaron este tipo de “ejercicios mentales” y otras que no lo hicieron, se encontró que las primeras eran más eficaces que las segundas.
Se puede decir que usted puede lograr todo lo que quiera en su vida, solo necesita creerlo!
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