Por: Frank Sharry // America’s Voice
El costo humano de nuestro fallido sistema migratorio y las incesantes deportaciones crece cada día. De cara a las fiestas decembrinas, el gobierno de Obama se encuentra en el camino de romper otro récord de deportaciones. El trágico caso de Ardany Rosales Lemus ejemplifica el precio de la falta de acción que están pagando familias estadounidenses cada día y por qué es tan importante cambiar el curso de manera legislativa y administrativa.
El movimiento por la reforma migratoria está presionando de una forma incansable a los republicanos de la Cámara Baja para que actúen por la legislación en la materia, mientras simultáneamente mantiene la crítica hacia los demócratas por continuar con las deportaciones sin sentido. Hoy, de hecho, activistas locales están organizando protestas tanto en DC como en Los Ángeles para intentar prevenir más deportaciones.
A principios de mes, 29 demócratas de la Cámara Baja enviaron una carta al presidente Obama llamándolo a suspender las deportaciones y a expandir el programa de Acción Diferida para Quienes Llegaron Durante la Niñez (DACA) para incluir “a todos aquellos que serían posibles ciudadanos con base en la reforma migratoria”. La Coalición de Acción DRM divulgó la noticia de que en una entrevista no transmitida con Telemundo, la líder de la minoría de la Cámara Baja, Nancy Pelosi, también ve problemas en la manera en que el gobierno lleva a cabo sus propias políticas de discreción procesal. Dijo Pelosi (de acuerdo con la transcripción de la Coalición de Acción DRM):
“Si su única violación fue que prolongaron su estadía o llegaron de cierta manera, esa no es razón para separar a una familia. Y hemos visto las historias personales. Y se las presentamos al gobierno. De tal modo que tengo la esperanza de que con la documentación que estamos entregando para contraargumentar lo que otros pueden estar diciendo respecto de quiénes están siendo deportados, veamos que el presidente haga algo… sabemos lo que vemos. Y eso, ya sabe, decimos que el plural de las anécdotas no son datos. Ellos creen ver otro conjunto de datos. Pero nuestras anécdotas son ilustrativas. Hay demasiados ejemplos. Y durante años hemos estado pendientes de que el gobierno no tenga esta disparidad de discreción que es utilizada. Está mal”.
Nancy Pelosi tiene razón. Ardany padre de dos niños estadounidenses, no debería ser una prioridad en la deportación. Él vino originalmente a Estados Unidos en 2005 desde Guatemala para escapar de la persecución y la violencia debido a su trabajo como consejero de jóvenes para evitar que cayeran en las pandillas. Tras no lograr el asilo, Ardany fue detenido, luego de una infracción menor de tránsito y fue mantenido en un centro de detención por casi un año (tiempo durante el que no pudo asistir a su boda programada ni al nacimiento de su hija). A pesar de miles de peticiones y vigilias nocturnas para detener su deportación, ICE deportó a Ardany la semana pasada. En un comunicado se aclaró que la agencia prefirió no ejercer discreción procesal en este caso, pero no explicó por qué.
Desafortunadamente, el caso de Ardany no es el único ejemplo.
De acuerdo con Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice, “es indignante que los republicanos continúen bloqueando la reforma en la Cámara Baja e indignante que el gobierno siga deportando a tanta buena gente con raíces y familias en este país. Cada día, gente como Brígido y Ardany, que podrían calificar para la ciudadanía una vez que el Congreso apruebe la reforma, están siendo arrancados de sus familias, trabajos y hogares. Es bueno ver a la líder de la minoría, Nancy Pelosi, y otros demócratas hablar sobre su crisis moral. Ahora necesitamos que los republicanos avancen la legislación, que la Casa Blanca haga algo administrativamente y que los demócratas en la Cámara Baja y en el Senado mantengan la presión en ambos. Cada día que se tarden, 1,100 familias estadounidenses enfrentan trágicas consecuencias”.
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