Cuando se forma una familia se tiene la idea de la familia perfecta, papá y mamá felices y enamorados como el primer día, hijos estudiosos y bien educados… Pero ¿qué sucede cuando tu realidad es muy diferente?
Llegas a tu casa y te encuentras con otra realidad… Niños corriendo por todos lados. La TV suena al máximo, y el ping-ping de los juegos en la tablet o en el celular vuelven loco a cualquiera. Todas esas peleas constantes que puedes oír desde la puerta parece que van a hacer explotar tu cabeza. Mientras tanto, los vecinos y los familiares siguen viniendo de visita, el hombre se esconde en el baño, esperando que llegue la paz, y la mamá corre por toda la casa a los gritos queriendo poner orden… ¿No te suena familiar este relato? Si la respuesta es sí, entonces puede que sea tiempo de instalar algo de paz en la casa, y de intentar llevar una vida más tranquila juntos.
Aunque el ritmo de vida actual no ha hecho que casi a diario andemos a corre, corre constante pero los padres tienen que estar preparados para establecer límites y asegurarse de que todos los integrantes de la familia los sigan.
-*-Prepárense para establecer límites.
Esto es lo primero y más importante que pueden hacer. Esto significa poner límites a los horarios, niveles de ruido y actividad, incluso hora de ir a la cama. También para los padres, que los lleven a la escuela todas las mañanas.
-*-Fomenta un hogar más tranquilo.
Si gritas… Todos gritarán. Si hablamos mesuradamente y con educación… Todos harán lo mismo hacia los otros, pero si nada de esto sucede no esperes milagros.
-*- Siéntate y escribe una lista de las cosas que generan más ruido en tu casa. Son las primeras cosas a las que apuntarás con los límites. Considera estas cosas cuando estés preparado para recibir visitas, limitando el nivel de ruido de la TV y el uso de la computadora. Y prohíbe correr dentro de la casa.
Los niños necesitan juguetes y entretenimiento, pero esto no significa TV y juegos de video. Juega al ajedrez, en vez de juegos de video. Invertir en juegos de mesa puede salir más barato que tener la TV o la consola de juegos prendida todo el tiempo.
-*-Escribe un cuadro de tareas.
Este cuadro debe aplicarse a todos los miembros del hogar, y debe contener días y fechas límite.
-*-Ordena el desorden.
El desorden aumenta el sentimiento de estrés, de apuro, y la imposibilidad de pensar bien. Cuanto menos cosas haya en el camino, más relajados se sentirán todos. Sin mencionar que habrá que limpiar menos.
Por otro lado los juguetes están por toda la casa… Si los niños “tienen que” conservar todos los juguetes, libros y juegos de video, lleguen a un acuerdo. Pueden guardarlos en espacios de almacenamiento, pero si se encuentran tirados por el piso más de tres veces seguidas, serán donados a la caridad. Deben decirlo con intención, y estar preparados para cumplirlo, para que este ultimátum tenga efecto.
-*- Planifica las comidas.
Si nunca sabes qué hacer de cena, pasa media hora por semana (el domingo a la tarde suele ser un buen momento) para escribir un plan de comidas. No tiene que ser increíblemente específico, ya que aburrirás el proceso y la espontaneidad de las comidas, pero escribe al menos “Lun – pasta”, “Mar – bife”, “Miér – pizza”, “Jue—Sushi”, “Vier – Comida preparada”. Así tendrás idea de la comida principal y puedes decidir qué estilo y sabores habrá a la noche, teniendo a mano los ingredientes principales. )
-*- Propicia la comunicación abierta.
Cada miembro debe sentirse capaz de decir lo que siente y lo que quiere con absoluta libertad. Aunque no estés de acuerdo con alguien, debes estar abierto a escuchar su punto opinión. Escuchar, es sinónimo de respetar.
La familia es un preciado tesoro. Darles a los niños un hogar tranquilo es un buen regalo que les podemos hacer. La armonía familiar no es algo que podemos comprar en una tienda o que podemos establecer de la noche a la mañana.
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