Quiuuuuboleee!, se acuerdan de mi?… Siii!, yo soy aquel que tanto critican, pero que me extrañan y ni lo nieguen… Y no, ni estaba muerto ni andaba de parranda, andaba en una asinación especial (así, sin ‘g’)… Y a propósito, agradezco un chiinnn -mucho- a los dos leitores, de los cuatro que espero, todavía me queden, su preocupación por no ver esta dizque columna… Muchas gracias parientes, y hay luego les pasaré el chequesito por el parote que me hicieron con sus llamadas a El Aviso, je, je….
Pero bueno, después de tanto cebollazo, y como sé que están esperando que les eche uno bueno… aunque sea rapidín, pos de una güena vez a’i les va. Se llama: ‘El Cacahuatito’.
Iba un autobús repleto de gente de la tercera y hasta cuarta edad, a los que llevaban a dar un tour por la ciudad. Pasado un ratito, una viejita se levanta de su asiento y le toca el hombro al chofer, y le ofrece un buen puñado de cacahuates sin cáscara.
El chofer, muy sorprendido, pero a la vez emocionado por tan noble gesto, le da las gracias y se los come con agrado.
Unos diez minutos después, la abuelita repite la acción. El chofer vuelve a agradecerle el gesto y se come sus maníes.
Al ratitio otra vez, se acerca la viejita con otro puñado de cacahuates. Al cabo de unos tres puñados más, el chofer ya no aguanta la curiosidad y con una sonrisa le pregunta:
– Muchísimas gracias abuelita, es muy gentil de su parte atiborrarme de cacahuetitos pelados, pero dígame, ¿usted no cree que a lo mejor sus cuarenta amigos y amigas querrían también unos pocos?
– Echste, no mi’hijo, noo!… es que como no tenemos dientechs, posch ssholo les chupamos el chocolatito!!!
Ayyy!, que tierna!!!
Pero en fin… y hablando de chupar, de comida y de chocolate, que ahorita que escribo esto sigo como agua pa’chocolate y es que ‘tovia’ no se me pasa la muina; porque la semana pasada, cuando estaba listo y ya hasta había ahorrado mis centavitos (más bien dólarotes) pa’ir a ver a los Dodgers, porque estaba seguro que iban a ganar, pero zaass!… que les dan un ‘tate’quieto’…
Y les cuento que esa noche me acorde de aquel dicho que dice: “Del plato a la boca se cae la sopa… (y a veces la baba también, je, je)”… y a los Dodgers, no se les cayó la sopa del plato a la boca, sino que de la buchaca misma se les salió la sopa… Y de nada sirvió que fuera el equipo más ganador de la Liga Nacional, con 106 victorias en la temporada regular y que impusiera récords y quien sabe cuanta madre más… simplemente en estos playoffs no pudieron ganar tres de cinco.
Pero bueno, con estos dos equipos que tenemos en nuestra área, tanto Dodgers como Angels… ‘puras _inches decepciones’, –como diría una viejita que quise un montón- pero ya deberíamos estar acostumbrados a eso.
Pero fijensennn, que esa triste derrota, me hizo cavilar (ay, güey, quéee?) cuántas veces a mi me ha pasado lo mismo, que del plato a la boca se me cae la sopa… Y no sé a ustedes, pero a mi, un chorro de veces me ha pasado que cuando pienso que ya tengo seguro, pero bien seguro un negocio, una venta, una chambita, una tranza, una conquista, un aquellito con aquellita, zaass!, de repente por algo o por alguien, pero todo aquello se va a la fregada y aquello que uno pensaba que era seguro, se esfuma, se va, desaparece… y les apuesto que a ustedes también les ha pasado, ¿a poco no?
Después de todo este rollote, lo que quiero recordar a mis fieles leitores (que espero todavía me quede alguno) es que cuando estén a punto de lograr u obtener algo, lo que sea, o de tranzar algo, sin dejar de ser positivos y sin perder la fe o la esperanza, pero no canten victoria antes de tiempo… Esperen tener los pelos de la burra en la mano, para que puedan asegurar con confianza ¡esto ya es mío. Ya me lo gané! … Porque si no, les puede pasar lo que a mí y a muchos aficionados del equipo de beisbol… que puras pinches decepciones nos llevamos!!!
diGo… yO No’mas DigO!
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