La salud respiratoria de los niños ha mejorado en proporción directa a la reducción de la contaminación del aire en el sur de California en los pasados 20 años, especialmente entre los más pobres y los hispanos, mostró un informe presentado hoy por la Universidad del Sur de California (USC).
El análisis se enfocó específicamente en la relación entre los cambios en la calidad de aire y los síntomas de bronquitis en los niños en California entre 1993 y 2012 y mostró una reducción en las enfermedades respiratorias de los menores.
“Esta sido una de las pocas veces que hemos podido reportar buenas noticias y éste es probablemente un resultado directo de las políticas, basadas en la ciencia, que se han establecido”, destacó hoy Kiros Berhane, director de la investigación y profesor de medicina preventiva de la Escuela de Medicina Keck de USC.
El estudio hizo un seguimiento de 4.602 niños en tres grupos en su desarrollo desde los 5 hasta los 18 años, en el condado de Los Ángeles en Long Beach, San Dimas, Upland, Riverside, Mira Loma, Lake Elsinore, Alpine y Santa María.
La investigación encontró que el “material particulado 2.5” (PM 2,5 en inglés) que puede penetrar profundamente en los pulmones y causa graves problemas de salud disminuyó el 47% en las áreas estudiadas.
En forma correspondiente, los menores con asma fueron un 32 % menos propensos a sufrir síntomas de bronquitis y aquellos que no sufrían de esta dolencia experimentaron una reducción del 21 % en sus problemas respiratorios.
Mientras los científicos analizaban continuamente la calidad del aire en estos sectores del condado, los padres respondían periódicamente cuestionarios acerca de la salud de los niños.
Además de los resultados favorables en la disminución de bronquitis y en general de la mejor salud respiratoria de los menores, el estudio puede servir para realizar seguimientos similares en otras ciudades del país, indicaron.
“Debido a la gran cantidad de variaciones en los niveles de polución entre las ocho comunidades de California analizadas, estos resultados son aplicables a otras partes de los Estados Unidos al igual que a otros lugares del mundo”, destacó Berhane.
Al presentar hoy los resultados, otro de los investigadores, Frank Gilliland, resaltó la condición única del análisis.
“Estudiamos grupos de niños longitudinalmente durante 20 años utilizando métodos consistentes”, recalcó Gilliland, miembro del equipo investigador y profesor de medicina preventiva de Keck.
Al señalar que se hizo seguimiento paralelo de los efectos de la polución del aire tanto en niños con asma como en quienes que no sufrían de esta enfermedad, Gilliland afirmó que “ningún otro estudio ha sido capaz de lograr esto”.
“Es muy buena noticia y da tranquilidad”, dijo hoy a Efe Laura Sierra, una joven hispana residente en Long Beach y madre de dos menores de 11 y 8 años.
“Mi niños practican deporte y juegan al aire libre y saber que tenemos un aire más limpio, es un estímulo para que sigan activos”, agregó.
No obstante, ciudades con fuentes de alta de contaminación como Long Beach, por su puerto, o Wilmington, por una refinería de petróleo, así como las áreas cercanas a las autopistas continuamente congestionadas de Los Ángeles, presentan mayores riesgos para la salud infantil.
“No podemos ser complacientes. Esperamos más autos en las vías, más barcos en nuestros puertos y más actividades económicas en la región”, advirtió Berhane al pedir que se continúe la vigilancia para no perder los logros.
Un análisis de la Universidad Estatal de Washington en 2015 mostró que los Latinos con poco inglés son más propensos a vivir en áreas con aire más contaminado.
“Tenemos que seguir educando a nuestra comunidad, desarrollando los programas y mejorando nuestras políticas para que los padres sepan cómo controlar el asma en sus niños”, afirmó hoy Elisa Nicholas, pediatra y directora ejecutiva de La Clínica Infantil, entidad que ofrece servicios de salud a familias de bajos recursos de Long Beach.
“Aunque esto es muy motivador todavía hay campo para el mejoramiento. Tenemos que reconocer que, en algunos casos en el sur de California, los niveles de ozono y de material particulado todavía violan los estándares federales”, concluyó Berhane.
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