Muchas veces nos olvidamos que los políticos expresan los objetivos e intenciones en función de sus distritos electorales, aunque muchas veces los cambien o deformen. En este sentido, la actitud xenofóbica de que los líderes republicanos contra los refugiados de Siria no es más que un fiel reflejo del pensamiento intolerante de un gran segmento de sus bases políticas, sobre todo los precandidatos republicanos que buscan agradar a los más radicales e intolerantes de su partido, en estos días que andan en precampaña.
Pero no solo ellos, sino muchos políticos republicanos en general muestran sus tendencias intolerantes, como el gobernador republicano de Texas, Greg Abbott que envió una carta al presidente Barack Obama, indicando que “no va aceptar a ningún refugiado de Siria”. Esta posición no es solamente de Abbot, sino de un gran porcentaje de la población texana, especialmente de los conservadores.
Por su parte, otro gobernador, Mike Pence de Indiana, manifestó que su estado “tiene una tradición de recibir con los brazos abiertos a los refugiados; pero esta vez, es su responsabilidad velar por la seguridad de su gente”.
La xenofobia republicana no se detiene en el liderazgo de los gobiernos estatales y municipales sino también es una consigna, casi generalizada, de sus candidatos a la presidencia.
Bobby Jindal, actual gobernador del estado de Louisiana y también candidato a la presidencia, firmó una orden ejecutiva estatal que impide el arribo de los refugiados sirios en su estado. Lo anterior es contraproducente e inconstitucional. Tanto las políticas migratorias como las de los refugiados son jurisdicción del gobierno federal.
Lo más triste de este drama es que algunos de los líderes republicanos se han pronunciado en contra de su propia historia. Marco Rubio y Ted Cruz dijeron que se oponen a la política del gobierno de Obama de otorgar refugio a 10,000 persona de Siria, a pesar de que los familiares de estos políticos son refugiados de la guerra civil de Cuba.
El senador Rubio se declaró enemigo de los jihadis y de la religión islámica. En base a una metáfora que presentó a los medios de comunicación, los jihadis son como los líderes nazis y el islamismo es como el nazismo. Entonces, según su opinión, todos son enemigos de Estados Unidos.
Por otra parte, durante su campaña a la presidencia, Cruz ha presentado a su padre como un refugiado cubano, producto del abuso del régimen castrista. Sin embargo, hoy se opone a la llegada de refugiados sirios por el hecho de que son islámicos. “Podemos aceptar siros cristianos”, dice. Cruz no debe olvidarse que nació en Canadá y se hizo norteamericano gracias a que su madre es originaria de la Unión Americana.
Jeb Bush mantiene el mismo razonamiento de Cruz, mientras que Donald Trump, conocido por su pensamiento intolerante, quiere que todos los sirios refugiados sean deportados inmediatamente. Además sugiere que el gobierno debería cerrar aquellas mezquitas islámicas, existentes en Estados Unidos y donde se oponen a la cultura Occidental.
Caso contrario sucede con los candidatos demócratas a la presidencia que no solamente están de acuerdo con la política del gobierno de Obama, sino que nos les importaría ampliar el número de refugiados sirios en el país, aunque aclarando que con controles y revisiones mas exhaustivas.
Así, hay dos posiciones totalmente diferentes en torno al tema migratorio y los refugiados. Estas dos posiciones tienen que ver con las bases políticas de los dos partidos políticos del país. Mientras el electorado republicano está pasando por un periodo de radicalización hacia la derecha, los demócratas tienen más predisposición hacia la izquierda. En el momento de votar hay que decidirse por uno de los dos. No hay de otra.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine