EFE
El 80 % de las tierras de México destinadas a la agricultura sufre degradación debido al sobrepastoreo, el uso excesivo de pesticidas y el mal manejo del agua, afirmó la experta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Leticia Gómez…
En el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Desertificación y la Sequía, la encargada del grupo de investigación de Cambio Climático y Biodiversidad de la Facultad de Filosofía y Letras indicó que las zonas más vulnerables se ubican en el norte del país, en los estados de Chihuahua, Coahuila, Sinaloa, Jalisco y Sonora.
“Ahí la degradación se relaciona con la aridez y la sobreexplotación de mantos acuíferos”, explicó.
Los datos de la Comisión Nacional de Zonas Áridas (Conaza), el Programa Nacional Contra la Sequía (Pronacose) y la Comisión Nacional del Agua (Conagua), reveló la experta, señalan áreas como la península de Yucatán, en el sureste, que pese a que no tienen esta condición de sequía empiezan a presentar también el problema.
“La desertificación es todo proceso de degradación de la tierra por actividades humanas: el sobrepastoreo, la deforestación o el decremento de la biodiversidad, y se refleja en la pérdida de la fertilidad del suelo, la erosión y el cambio en la generación de los patrones biogeoquímicos que tiene el suelo con las plantas”, expuso.
A nivel mundial, el 50 % de los suelos agrícolas también enfrenta desertificación, lo que podría ocasionar que en los próximos años disminuya en un 12 % la generación de alimentos y sus precios aumenten hasta 30 %, aseveró Gómez.
En México, el 60 % del territorio tiene climas áridos o semiáridos, pero la sequía no solo se genera por la disminución de las precipitaciones, sino por actividades agrícolas, urbanas y económicas, añadió la especialista.
Desde 2011, explicó, tras una de las más fuertes sequías que ha vivido el país surgió el Programa Nacional contra la Sequía (Pronacose), que investiga las causas de esta, trabaja en los pronósticos, y con otras instituciones gubernamentales busca aumentar la eficiencia del uso del agua.
“Los retos no son fáciles porque se prevé que la zona norte del territorio será cada vez más seca, y el sur cada vez más húmedo. Esta bipolaridad se exacerbará con el tiempo”, alertó.
En el norte, estimó, no podrá seguir la extracción de agua de pozos, pues la que actualmente se saca es muy antigua y pone en peligro la composición geológica.
Y en el sur será necesaria una nueva geoingeniería que brinde alternativas para almacenar el líquido, pues en exceso representa riesgo y desastres para las comunidades.
En el planeta, agregó Gómez, se estima que se pierden 23 hectáreas por minuto a causa de la sequía y la desertificación.
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