Aunque han pasado cincuenta años, todavía sigue siendo tema de animadas conversaciones el asesinado del presidente John F. Kennedy. Unos se inclinan por una teoría, otros por otra y no falta alguien que resulte con alguna teoría nueva, pero lo que casi todo mundo cree, es que el asesinato de John F. Kennedy fue fruto de una conspiración.
Las conclusiones de la Comisión Warren, encargada de investigar el asesinato, son apenas medio creídas ya que gran número de periodistas y la opinión del público creen que el asesinato fue obra de los propios organismos de inteligencia, es decir: fue un golpe de estado al estilo norteamericano.
En esta ocasión no vamos a detenernos en los pormenores del número de balazos o la dirección de los mismos. Sino que nos concretaremos a enumerar los enemigos que se fue echando en contra el presidente Kennedy, por su vida personal y por su política. ¿A quiénes estorbaba?, ¿Quién lo querían quitar de en medio?, ¿quienes podían hacerlo?
La historia se remonta a el 2 de enero de 1960, cuando el senador J. F. Kennedy anunció su intención de postularse para presidente… y el 20 de enero de 1961 fue la inauguración de la Administración Kennedy, como se conoce a su presidencia.
Al tomar Kennedy la presidencia recibió del Presidente Eisenhower un plan de ataque contra Cuba, que el nuevo mandatario, aprobó no de muy buen gusto. Se trataba de invadir la isla por Playa Girón con una fuerza mercenaria que se entrenaba en Honduras. El proyecto se llevó a cabo y terminó en un estrepitoso fracaso. Y aunque publicamente Kennedy asumió toda la responsabilidad del fracaso, en privado acusó del mismo a la CIA. Muestra de su cólera con esta agencia fue la destitución de Allen Dulles, su director, de Charles Cabell, el subdirector; y de Richard Bisell, el director de operaciones encubiertas. No se trataba de una simple crisis. John Kennedy afirmaría entonces que tenía intención de «deshacer la CIA en mil pedazos».
Kennedy encomendó a sus asesores, entre ellos a McGeorge Bundy, ver la posibilidad de cambiar de posición y estudiar la alternativa de abandonar la agresividad anticubana e intentar un acercamiento. Al parecer su intención de cambiar de posición ante Cuba iba en serio y eso ponía nerviosos a muchos.
Kennedy también estudió la posibilidad de detener el creciente envolvimiento de Estados Unidos en Indochina, que amenazaba con convertirse en un conflicto mayor, como después lo fue. Esto perjudicaba al complejo militar industrial que ya hacía cuentas viendo las posibilidades de ganancias mayúsculas por una guerra abierta en Vietnam.
La mafia ítalo norteamericana, había tenido negocios con el padre de Kennedy en la época de la prohibición alcohólica y había ayudado a ganar las elecciones presidenciales, pero, contrario a lo que ellos esperaban, la mafia estaba siendo hostigada por el Fiscal General Robert Kennedy, que no cesaba de perseguir cabesillas, entre otros al líder obrero Jimmy Hoffa, muy ligado a los gángster.
Por otro lado, Bobby Kennedy sostenía fuertes discrepancias con el jefe del FBI, el legendario J.Edgar Hoover, quien protegía a los mafiosos, que tenían pruebas de su homosexualismo y su afición de acudir a orgías de travestis, donde solía vestirse de mujer.
De manera que en poco tiempo la política de Kennedy le creó un conjunto de poderosos enemigos letales: la mafia italiana, la mafia cubana, la CIA, los empresarios de la industria de guerra, el FBI, los petroleros texanos a los que les empezó a retirar sus refugios legales para no pagar impuestos.
Pero había más. El estado de Israel nunca vio a Kennedy como amigo. El, desde joven había visto con desagrado la capacidad de Israel para comprar políticos, incluyendo al propio presidente y se propuso, siendo presidente contrarrestar la influencia de gobiernos extranjeros en la política de Estados Unidos. Ordenó que el “American Zionist Council” se registrara como «agente extranjero», con lo que sus actividades serían vigiladas. El concejo no se registró, sino que se disolvió y cambió su nombre por el de American Israel Public Affairs Committee el grupo de influencia más poderoso en el congreso.
En 1962 y 1963, Kennedy presentó 7 proyectos de ley para reformar el financiamiento de las campañas electorales de los congresistas. Todos fueron exitosamente combatidos por los mismos grupos de presión contra los que estaban dirigidas. En otras palabras, Kennedy luchó abierta y firmemente contra el cabildeo de Israel en el Congreso y en contra de que Israel adquiriera la bomba atómica.
Aparte de todos esos enemigos poderosos, había una parte de “buenos americanos” que no veían bien las intenciones pacifistas del Presidente, acusándolo de débil y tímido, y para agravar más la situación todo parecía indicar que lograría la reelección, que apoyaría a su hermano Robert y luego a Ted, con lo que habría 24 años de la gobierno de los Kennedy, 24 años de paz y progreso, y eso no gustaba a muchos intereses que vieron que la única forma de evitar que ese plan se llevara a cabo consistía en desplazar a Kennedy de la presidencia y de que para lograrlo sólo existía una manera, que era la de recurrir al asesinato. Se trataba de poner un muro de contención frente a lo que se vaticinaba como un desastre para “los interese del pueblo americano”.
Para muchos fue una conspiración motivada fundamentalmente por la voluntad de Kennedy de retirarse de Vietnam, para otros había razones de sobra… Y aunque nunca sabremos a ciencia cierta quién asesino a JFK, lo cierto es que la historia de Estados Unidos, y del mundo entero, hubiera sido muy distinta… muy distinta.
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