EFE
El cardenal y exarzobispo australiano George Pell se comprometió hoy en Roma a trabajar con grupos de ayuda a las víctimas de pederastia tras reunirse con algunas de ellas en un encuentro que el “ministro” vaticano de Economía calificó de “duro”…
La reunión de Pell con las víctimas se celebró en el mismo hotel de la capital italiana en el que la madrugada pasada terminó la cuarta jornada de comparecencias por videoconferencia ante la Justicia australiana, que ha despertado gran expectación.
“Me propongo continuar ayudando al grupo (de víctimas) junto con los comités y agencias que tenemos en Roma y especialmente con la Comisión pontifica de protección de menores”, afirmó Pell a la prensa después de reunirse durante hora y media con víctimas y sus familiares.
El cardenal, de 74 años y que por consejo médico no se trasladó a Australia para prestar declaración ante la comisión que investiga la respuesta de instituciones religiosas, públicas y educativas a la pederastia en las últimas décadas en ese país, explicó que el encuentro de hoy fue “duro, emocionante y honesto”.
Pell, que fue arzobispo de Melbourne cuando sucedieron los hechos que intenta aclarar la Justicia australiana, también hizo referencia al drama de los suicidios que se han producido entre las víctimas de los abusos por parte de curas de ese país.
“Me comprometo a trabajar con el grupo para detener esto de manera que el suicidio no sea una opción para aquellos que sufren. Yo también, a pesar de la distancia, quiero ayudar para hacer de Ballarat un modelo y un sitio mejor”, agregó el cardenal.
Ballarat, junto con Melbourne, son los lugares donde se cometieron los abusos a menores investigados ahora y la primera localidad es donde nació y trabajó como sacerdote el ahora alto cargo del Vaticano, encargado de gestionar las finanzas de la Santa Sede.
Ante la prensa, el cardenal expresó su apoyo la posibilidad de crear en la ciudad de Ballarat “un centro de desarrollo para mejorar la recuperación y protección”.
En su ultima declaración por videoconferencia el cardenal evitó asumir responsabilidades por los casos de abusos por parte de sacerdotes, pero admitió que se encubrieron abusos sexuales a menores.
“Espero que mi comparecencia haya contribuido un poco a curar, a mejorar la situación”, dijo Pell.
Un total de 20 víctimas de abusos sexuales se han desplazado hasta Roma para seguir las declaraciones de Pell gracias a donaciones privadas de feligreses australianos que han aportado 250.000 dólares para los gastos del viaje.
A su salida de la reunión con el cardenal, representantes de las víctimas expresaron su deseo y “esperanza de poder ser recibidos por el papa Francisco” antes de abandonar la capital italiana este viernes.
“Las cosas se están moviendo para que los veinte que hemos venido podamos tener un posible encuentro con el papa y estaremos pendientes por si esta reunión se produce hoy”, explicó David Ridsdale, portavoz de ese grupo y sobrino del sacerdote pederasta Gerald Ridsdale.
Ridsdale pidió ante los medios un encuentro con el papa en el que puedan “discutir las posibles acciones para que estos crímenes no se repitan en el futuro”.
Dijo también que aunque el encuentro con Pell fuera “muy emocionante”, todos ellos esperan “poder hablar con el papa”.
En estos cuatro días en los que el cardenal compareció ante la justicia, Pell reconoció que la Iglesia había cometido “enormes errores”, si bien negó siempre que conociera en profundidad, encubriera o protegiera a los sacerdotes pederastas con los que trabajó o conoció.
Pell también admitió que en la Iglesia Católica existía la tendencia generalizada de no dar crédito a las denuncias de los menores en una época en que se buscaba “proteger de la vergüenza a la institución”.
El prelado, además, justificó su inacción por su falta de autoridad o por el engaño y ocultación de información incriminatoria por parte de otros religiosos o de sus superiores sobre los delitos, pese a que éstos eran conocidos por la comunidad.
Las víctimas manifestaron en estos días a los medios de comunicación que Pell tendría que dimitir de su cargo como prefecto de la Secretaria Económica de la Santa Sede, organismo constituido por Francisco, aunque precisaron que no era eso lo que vinieron a pedir en Roma.
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