Blanquito era un hermoso y deslumbrante cisne que vivía sobre las aguas de un pequeño estanque situado en medio del bosque. Su blanco plumaje se veía rematado en un reluciente pico amarillento. ¡Cuán admirado era Blanquito por las hembras del estanque!
Soñador e inalcanzable lector de libros de aventuras, Blanquito se pasaba el día fuera de la realidad, imaginándose que era una gaviota voladora, capaz de remontarse hasta el sol. Así decía a sus amigos el fantasioso cisne:
¿Ven lo que soy ahora? Un simple cisne, ¿verdad? Bueno, pues un día no muy lejano me convertiré en la gaviota más hermosa del mundo. Por supuesto, todos se reían de él.
Una hermosa tarde de otoño, el bello cisne se contemplaba, pensativo, en las aguas del estanque, mientras nadaba con lentitud. De pronto, sintió que algo extraño le sucedía. Era como si estuviese cambiando por dentro.
Tras debatirse con inquietud, volvió a mirarse en el espejo del agua y descubrió ¡que se había convertido en una bella gaviota! Lleno de gozo, desplegó sus nuevas alas y se remetió en el azul del cielo, dispuesto a llegar hasta el sol. Jamás se le volvió a ver por las cercanías del estanque; por tanto, nadie supo nunca que dicho estanque era mágico y que en el fondo de sus aguas existían fuerzas ocultas muy poderosas, capaz de obrar cualquier prodigio. Claro que, algún día, volvería a nacer otro Blanquito.
Moraleja: Amiguito, si en un sueño crees de corazón al obtenerlo lo disfrutarás con gran emoción!
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