Donald Trump tiró la toalla en plena batalla al declarar que el ‘equipo especial’ contra el coronavirus será disuelto en las próximas semanas. A diferencia de una pelea de boxeo –el entrenador tira la toalla y la contienda termina—los estragos del covid-19 continúan. Mientras la mayoría de los norteamericanos viven los horrores del virus, su jefe máximo (Trump) se refugia en la Casa Blanca como un cobarde inescrupuloso.
La toalla de Trump es un acto de cobardía, una vil excusa para tratar de librarse de sus responsabilidades. Su actitud es comparable con la de un capitán que abandona a sus soldados en pleno enfrentamiento militar para salvar su pellejo.
Si se analiza objetivamente su desempeño, el equipo especial contra el coronavirus brilla por su ineptitud; sus calificaciones son sumamente bajas. Fue establecido para administrar los recursos federales destinados al enfrentamiento contra la pandemia. Su creación tardía no solamente le impidió alcanzar sus objetivos, sino que su liderazgo se convirtió en enemigo de los soldados (médicos, enfermeras, dirigentes locales, abastecedores de medicina etc.), resultando una tragedia la campaña que desarrolló a lo largo de aproximadamente dos meses.
Entre los altos miembros que la conformaron, el único que se salva de la crítica es el Dr. Anthony Fauci. Este médico valeroso nunca cedió su esencia de buen investigador y científico. Actuó con ética, informó a la población con la verdad y fue el único que contradijo las mentiras de Trump.
La coordinadora del equipo, la Dra. Deborah Virx inicio con el pie derecho. De momentos hizo buena mancuerna con el Dr. Fauci, pero al final resultó ser otra ficha del trumpismo.
Cuando Trump sugirió que las personas deberían utilizar líquidos de limpieza para desinfectar el coronavirus, incluyendo inyectarse, Virx no dijo una sola palabra. Por el contrario, en una entrevista con CNN defendió la actitud y las recetas falsas de Trump.
Mike Pence fue relegado de sus funciones y Trump dirigió al equipo especial en forma de facto. Los resultados hablan por sí solos, el desempeño del equipo especial fue lamentable. De momento sus dirigentes hacen erudición de “victorias”, pero la historia los condenará como unos cobardes.
Humberto Caspa, Ph.D. es investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com
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