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El Matrimonio Osón

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  El calor aprieta y el matrimonio Osón comienza los preparativos del viaje. Como cada año, van a pasar una temporada junto al mar. ¡Les gusta tanto bañarse y jugar con las olas! Doña Osa se emociona siempre que hay que empacar. Esta vez parece que quiere llevarse la casa a cuestas. Ante la desesperación de don Osón, ella hace más y más bultos, que amontona junto a la puerta. 

 Ya fuera de sí, él exclama: — ¡Pero mujer! ¿Para qué llevas tantas cosas que ni siquiera vamos a necesitar? ¡Es trabajar de más!

– Espera y verás si nos hacen falta o no. Mujer prevenida vale por dos -responde ella. Después de varias horas de agotador trabajo, el equipaje está listo. ¡Ya pueden emprender el viaje!  Antes de hacer tal cosa, don Osón, todavía huraño, hace una audaz apuesta.

— Va un helado a que no necesitaremos ninguna de las tantas cosas que has empacado -dice él.

– Va, sí señor. Ya sabes que nunca pierdo mis apuestas -comentó ella, sonriendo.

— ¡Hum! Esta vez perderás sin remedio -dice él.

  Ya llevan varias horas de viaje y, de pronto, don Osón se acuerda de que no ha metido en su bolsa de aseo los objetos que usa para su afeitado. ¡Se ha dejado en casa algo imprescindible! Muy apenado, comenta con su mujer.

— ¡Oh, querida! No me he traído los útiles para afeitarme. ¿Qué voy a hacer ahora?

  Sin decir palabra, doña Osa comienza a buscar entre la montaña de bultos que medio sepultan el coche, hasta dar con las cosas añoradas por su marido. Este no puede dar crédito a lo que ve.

– Bueno, cariño -dice ella satisfecha-. Creo que me he ganado un buen helado!!!

Moraleja: Aprende a ser siempre prevenido, si en problemas no quieres verte metido

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