Por: Dr. Humberto Caspa
Lo que sucedió en el Partido Republicano podría ser interpretado como un secuestro político por los partidarios radicales de la Alternativa Derechista (Alt-Right). Esta facción ultra conservadora y radical, que antes de la campaña presidencial de Donald Trump se había mantenido oculta en la oscuridad política, hoy reluce sin miedo ostentado la bandera de la segregación.
De acuerdo al Southern Poverty Law Center, agencia no-gubernamental que se dedica al rastreo de grupos intolerantes, el Alt-Right está caracterizado por su ideología de extrema derecha. Los grupos y los miembros que la componen son creyentes que la identidad europea-estadounidense (White) en Estados Unidos está siendo atacada por grupos pos-modernos multiculturales.
Durante muchos años, sus máximos dirigentes habían tratado de insertarse en la política nacional sin ningún éxito. Sin embargo, con la llegada de Tea Party a la escena política, muchos partidarios del Alt-Right participaron en forma activa dentro de este movimiento, cuyo tenor principal fue el desgaste de los contribuyentes a manos del Estado benefactor del gobierno de Barack Obama.
Sin embargo, la intromisión de los miembros del Alt-Right no fue enteramente por razones económicas, sino por cuestiones sociales y raciales. El hecho de que el presidente del país tenga raíces afroamericanas fue un golpe duro que los motivó a la organización y a la movilización dentro del escenario político nacional. En las elecciones de 2012 los simpatizantes de este grupo estuvieron apoyando la candidatura de Ron Paul, pero hoy se inclinaron totalmente detrás de Donald Trump.
Richard Bertrand Spencer, legendario ideólogo de la extrema derecha, etiquetó a su movimiento con el nombre de Alt-Right en el año 2008, justamente cuando el presidente Obama subió a la Casa Blanca. La intención de este iconoclasta de la derecha fue defender sus ideales segregacionistas y a la civilización blanca occidental.
La llegada de Donald Trump a la escena política del país fue un verdadero regalo en bandeja de plata para los miembros del Alt-Right. Las políticas anti-inmigrantes del empresario de copete rojizo, su ardiente nacionalismo, su política internacional aislacionista, la retórica de su campaña política contra los grupos islámicos y su posición contra la mujer, no hicieron más que movilizar a toda sus bases extremistas.
Hasta recientemente, la población estadounidenses no estaba enterada de la existencia de un proyecto nacional de esta facción ultra-conservadora en el seno del Partido Republicano. Hoy, las aspiraciones del Alt-Right no solamente es cambiar la tesitura de la política del país, sino volver a Estado Unidos a aquel periodo vergonzoso de la segregación racial y tomarse por completo al Partido Republicano.
Si tomamos en cuenta que un coup d´état es una es “una acción repentina y decisiva, especialmente algo que resulta en el cambio de gobierno en forma ilegal o por la fuerza”, nosotros estaríamos haciendo referencia a la toma del Alt-Right del Partido Republicano.
Así, no creo que a Donald Trump le alcance para ganar las elecciones de noviembre, pero sus bases políticas no van a desaparecer de la noche a la mañana. El Alt-Right está para quedarse. El Partido Republicano, como hasta ahora lo hemos conocido, está en peligro de extinción.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com
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