¿Las teorías, perspectivas, supuestos, incluyendo mitos, que se estudian en las aulas universitarias tiene alguna relación con los eventos que suceden en la vida diaria? Algunas personas pensarán que existe poca o ninguna relación, pero si los analizamos dentro de un contexto, algunos mitos, como este caso, encajan perfectamente con la realidad.
Para esto, no hay nada mejor que hacer utilidad del famoso relato del Anillo de Giges, de Platón para hacer notar esta situación.
El tema central de la obra de Platón en La República es “la justicia” y Glaucón, uno de los participantes de los diálogos socráticos, narra un cuento sobre un campesino (Giges) que se encuentra fortuitamente un anillo de oro que tiene la virtud de producir la invisibilidad de las personas.
Eventualmente, Giges conquista a la reina con los poderes que le da el anillo y entre los dos asesinan al rey. Así, Giges se convierte en el nuevo rey.
Una de las grandes enseñanzas de este mítico anillo es demostrar que difícilmente se puede encontrar una persona que, teniendo el poder de un anillo como ese, pueda hacer el bien. Es decir, el ser humano normalmente se comporta de manera mezquina e injusta cuando tiene poder.
En este sentido, el anillo de Giges de La República sería el poder político de nuestro tiempo. Es decir, un alcalde, un gobernador o un presidente serían los portadores del famoso o infame anillo de la invisibilidad.
Lamentablemente, las personas que no tienen virtudes y ética de gobierno a menudo caen en las tentaciones que les otorga el poder político. Donald Trump y aquellas personas que velan sus intereses mezquinos y les gusta estimular sus apetitos individualistas, egocentristas y vanidosos, a menudo se desbordan al abismo de la corrupción, la mentira y el mal gobierno.
Pero a diferencia de la explicación de aquel mítico anillo, yo quiero pensar que nuestra esencia no es necesariamente hacer el mal o ser injustos una vez que llegamos al poder.
Por el contrario, nosotros somos “buenos” y nuestra maldad no es más que producto de algunas estructuras sociales que nos rodean, las cuales nos hace actuar de forma errática e injusta con los demás.
Así, los poderes del anillo son existentes y están cimentados en nuestro sistema político. Es verdad que muchas personas que alcanzan este poder tienden a impulsar sus intereses individuales, pero también hay líderes políticos, como Nelson Mandela, Franklin Roosevelt o Barack Obama, que prefieren velar los intereses de su gente.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com
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