Puerco-espín sufre mucho, pues debido a su aspecto poco agraciado nadie en el bosque quiere ser su amigo de él. Y no es para menos, ya que está lleno de púas
Puerco-espín sufre mucho, pues debido a
su aspecto poco agraciado nadie en el bosque
quiere ser amigo de él. Y no es para
menos, ya que está lleno de púas por todas
partes y sus vecinos le tienen miedo. Por
eso, nuestro protagonista de hoy anda triste.
¿Qué culpa tengo yo de haber sido tan mal
dotado por la Naturaleza? -se pregunta en
ocasiones…
¡Un momento, querido puerco-espín! En
eso no tienes razón. Precisamente gracias
a esas púas tan feas eres el único animal
invulnerable al ataque de los grandes cazadores
del bosque. ¡Ya lo ves, ni siquiera
el lobo se atrevió a meterse contigo! Así
que no tienes motivos para sentirte tan desgraciado,
¡caramba! Mejor por que no les
cuentas a nuestros pequeños lectores aquella
gran anécdota.
–Bueno, no es una idea genial, pero si que
puede resultar útil para mis vecinos-explica
el puerco-espín-.
Pues bien, donde vivo es el único acceso
posible al bosque. Por tanto, si el lobo y
los demás carniceros quieren pasar hacia
mis vecinos tienen a fuerza que pasar por
aquí. Un día se me ocurrió que serviría de
guardia y así lo hice. Como se podrán imaginar
mi primer víctima fue el feroz lobo;
que desde entonces no volvió a pararse por
estos rumbos. Y desde ese día he venido haciendo
lo mismo y por tal motivo ninguno
de mis vecinos ha muerto entre las mandíbulas
de los animales de presa.
Así es, amiguitos. Desde que el puerco espín
puso en práctica su idea, la violencia
ha dejado de ser acto de presencia en el
bosque. Los animales están muy agradecidos
con él y ya hasta están empezando a
quererle.
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