Tito era un hermoso y travieso tigre de Bengala, le gustaba pasear por las cercanías de las ciudades, especialmente al mediodía, cuando el sol calcinaba con sus rayos la tierra sagrada de Benarés (India).
Tito reparó en un viejo hindú que, sentado en el suelo, sobre una vieja alfombra, tocaba una flauta con exóticos acentos. Ante él, una poderosa cobra se contorneaba en el aire, embrujada por la magia de su música. El espectáculo era fascinante, tanto que el tigre, pensó:
“¡Oh, me encantaría poder hacer lo mismo que este noble anciano! ¡Le preguntaré el secreto de su arte!”.
El hindú no tuvo inconveniente de iniciar a Tito en los misterios de la flauta mágica. Sus últimas palabras fueron: – “Pero recuerda que sólo debes interpretar música clásica”.
No le fue difícil conseguir una cobra, pero, en cambio, la partitura clásica por más que buscaba en su casa, no la encontraba. Finalmente, optó por comprar una partitura de música moderna, pensando que daba lo mismo.
Al iniciar, ya delante de la cobra, los primeros compases de música moderna, al son de la flauta, el reptil se arrojó sobre Tito y comenzó a rodearle con su cuerpo viscoso, dispuesto a asestarle la mordedura fatal.
Afortunadamente dio la casualidad de que el viejo hindú pasaba por allí y pudo intervenir con rapidez. Unos sones lentos y melodiosos de su flauta bastaron para que la cobra dejara a nuestro amiguito en libertad.
-¡Vuelvo a recordarte, le recalcó su maestro- que las cobras y serpientes sólo toleran la música clásica!
Moraleja:
si un adulto, una advertencia te hace por tu biene, siempre en cuenta debes tener!!
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