¿Hasta dónde soportar esta situación?
Por: Mary Lau
Hola amigos, otra edición más compartiendo con ustedes temas actuales en lo que a las relaciones de pareja se refiere.
Y en esta oportunidad voy a plantear un tema que a muchas parejas les puede suceder en algún momento de su vida o les está sucediendo y que es la pérdida del trabajo del hombre.
Cuando esto sucede, al principio ellos tratan de seguir con la rutina a la que estaban acostumbrados, pasando muchas horas fuera de la casa, visitando amigos, fijando algunas entrevistas, haciendo uno que otro contacto; la idea es no estar en la casa, ya que “El estado de ánimo va decayendo con el número de horas que comienzan a pasar.
El mal humor y la irritabilidad se hacen más potentes cuando ya no hay más a dónde ir, cuando no hay más entrevistas, cuando nadie llama… Aquí el panorama empieza a tomar otro color y otro sabor. Porque ha pasado más de un mes y no hay nada a la vista. Aparece también la rabia; porque existe la sensación de abandono y de traición por parte del entorno. En otros, aflora la desconfianza, la inseguridad en sí mismos o incluso, una fuerte amargura.
Aunque por otro lado otros hombres le van tomando el gustito a quedarse en casa sin hacer nada, mientras la esposa sigue trabajando y enfrentando los gastos de la familia.
Ahora bien, por el otro lado está el impacto de esta situación por el que pasa la mujer, que ahora se ha convertido en la cabeza de familia. Todos en la familia recurren a ella, y si además trabaja, su ingreso pasa a ser vital. “Su trabajo es como un salvavidas”, aunque para algunos hombres eso signifique un golpe a su orgullo machista.
Pero, si existe una buena relación matrimonial y el marido es capaz de reconocer el talento y apoyo de su mujer -además- decírselo verbalmente, esta situación puede traer mucho bien a toda la familia.
Pero lamentablemente, las personas en general son poco dadas a medir sus palabras y menos aún, a darse las gracias por el apoyo y comprensión en momentos difíciles.
La mujer -en general- entiende y acepta el mal humor y el mal carácter del marido. Trata de ingeniárselas para salir del paso. Muchas veces, se toman los tragos amargos, solas, como cuando se atrasa un pago ‘x’ o deben ir al colegio de los chicos a decir que no podrán pagar, etc… “Pero lo que sí se les hace cuesta arriba es tener al marido muchas horas en la casa. Les altera la rutina y ese es un impacto fuerte para ellas”.
Por eso es que la mujer en este caso tiene un trabajo enorme en mantener de pie no solo a la familia, sino a ellas mismas, y no hablo solo en lo económico, si no en lo emocional… Pero ¿Hasta cuándo soportar esta situación?
El límite lo tiene cada una de ustedes, queridas lectoras, porque solo ustedes pueden determinar por cuánto tiempo permitirían que sus esposos estén de flojos en la casa. Pero eso sí, debe haber un límite!
Por eso es importante organizarle o asignarle algunas tareas para hacerle más llevadero el ocio. En este punto, también habría que hacer un esfuerzo por mantener la calma, ceder ante el cambio y permitir que el marido, por un tiempo, abra el refrigerador cada dos horas, que reclame por los desperfectos en que antes no reparaba, etc. Pronto las aguas vuelven a su cauce y esa experiencia hogareña también puede transformarse en algo valioso para el futuro.
Así que, amiga mía, por mucho que ames a tu hombre, si está en edad y condiciones de salud para trabajar, pero notas que ya no desea hacerlo, y si no estás dispuesta a mantenerlo, habla muy claramente con él y recuérdale aquello de que cuando la necesidad entra por la puerta, el amor sale por la ventana.
¡Buena suerte!
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