Amiga lectora, te has fijado que en la vida moderna comemos cuando tenemos hambre, pero también cuando nos sentimos tristes, cuando estamos muy alegres festejamos con comida, cuando nos enojamos nos consentimos con golosinas, cuando nos aburrimos nos ponemos frente al televisor con toda clase de guzgueras, cuando se nos frustra un plan corremos al supermercado a comprar alimentos que nos “sustituyan” lo perdido. En otras palabras, cuando por cualquier motivo que nos ocasione euforia, malestar o estrés lo primero en que pensamos es en comer.
Sigue leyendo este artículo y entérate de cómo darle luz roja cada que inconscientemente busques comida para satisfacer no tu hambre corporal sino la emocional.
La clave de la eterna delgadez…
“Monitorear tus sentimientos”: Muchos estudiosos piensan que la principal razón para que una sociedad tenga tendencia a ser gorda es el estrés en combinación con la facilidad de conseguir alimentos. En el pasado no era tan fácil comer tanto ni tan variado, primero porque no era tan barato como ahora y segundo porque no tenían supermercados ni restaurantes de comida rápida en cada esquina. Existen golosinas como las donas, el helado y las sodas que no tienen más de un siglo de existencia, pero que en la actualidad son facilísimas de consumir, y estudios han demostrado que son a las que más recurrimos cuando nos sentimos tristes, estresados o aburridos.
Así, el ciclo de la sobrealimentación por estrés emocional se nos sale de control. Entendiendo esto, intenta de monitorear tus sentimientos. Cuando tengas hambre pregúntate:
1.-¿Voy a comer por hambre real o por hambre emocional?
2.-Acabo de comer y sigo con ansiedad de seguir comiendo. ¿Podrá tener relación con mi aburrimiento?
3.-¿Como mucho más pan y carbohidratos desde que me he vuelto más enojona?
El estrés contra la delgadez…
Ya vimos que el estrés emocional aumenta la necesidad de comer para relajarlo. Pero existe otro estrés peor que es el crónico, es decir aquel que ya forma parte integral de nuestra existencia. Este ya controla diariamente nuestros pensamientos, sentimientos acciones y emociones a tal grado que ya ni lo notamos. Este estrés aumenta la producción de cortisol e insulina que hace que el nivel de hambre aumente como si fuera normal ser “tragón”. Otro problema con el estrés crónico es que hace que se retenga más grasa, sobre todo en el estómago y la cintura, como un estado de defensa, según el cuerpo, de los peligros que el estrés le hace creer que existen. En estos casos no solo monitorear los pensamientos resulta conveniente sino INDISPENSABLE, y a la par también buscar costumbres que lo ayuden a bajar y controlar tanta ansiedad. Si de verdad quieres dejar de ser gordo, diariamente busca un tiempo y/o pasatiempo para ti mismo. Mímate pero no con comida. En mi país, cuando los hombres se estresan buscan su guitarra y se entretienen con eso. Si a ti cuando eras joven te gustaba tocar la guitarra cuando estabas triste, enamorado o aburrido, vuelve hacer lo mismo y olvídate de recurrir al refrigerador. Las mujeres por su parte gustan de tejer, pintar, escribir en un diario, patinar o recurrir a una clase de artesanías. En otras palabras busca una acción diferente a comer, pero que también te sea agradable o divertida.
También te sugiero que consumas un suplemento nutricional que dentro de sus propiedades logre controlar el estrés sin que tengas que recurrir a fármacos. El Resveratrol de Organics un poderoso anti- oxidante que controla la oxidación que precisamente el estrés produce y como resultado nos sentimos más relajados y alegres. Y para ser capaces de controlar ese apetito voraz, ayúdate con algo como Svelte Figure #1 que también contribuye como un diurético haciendo que logres deshacerte más fácilmente de las grasas, dando como resultado que nos disminuya el estómago y la cintura cuando por estrés estaban “rechonchitos”.
Difícil, pero no imposible…
Los expertos afirman, como ya vimos, que quienes viven con mayor estrés suelen subir esas libras extras con más facilidad que los que no lo padecen. Por lo que enfocarse solo en las dietas no les será suficiente a los nerviosos o estresados. Monitorear los sentimientos es muy importante, pero también ver qué pensamientos fueron los que provocaron aquel sentimiento para tratar de cambiarlos por otros pensamientos más sanos que no la estresen ni la pongan de mal humor, furiosa, celosa o triste. La manera de pensar se ha vuelto un hábito y éstos son muy difíciles de romper, pero no imposible. Cuando el plan de adelgazar sea verdaderamente una META de conseguir, entonces todo lo demás incluyendo los malos hábitos y pensamientos no serán un obstáculo.
Hasta la próxima semana! Tu consejera en belleza: Laura
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