Dentro del cristianismo el 25 de Diciembre se celebra el nacimiento de Jesucristo y a esto se le conoce como la Natividad (o Navidad, como prefiera) aunque dicha celebración en realidad empieza la noche anterior, conocida como Noche Buena.
Pero durante el mes hay algunas otras celebraciones y a ellas en forma generalizada llamamos fiestas decembrinas e incluso los puristas las llaman fiestas del solsticio de invierno; pero al margen de cómo se las llame, lo cierto es que estas fiestas no fueron invento cristiano, se celebraban mucho antes de que se empezara a hablar de la Navidad.
Hace miles de años, en la Mesopotamia, por ejemplo, tenían un festival de 12 días de renovación cuyo propósito era ayudar al dios Marduk a resistir los monstruos del caos. La fiesta de Saturnalia, en la antigua Roma, se celebraba el 25 de diciembre. El pueblo israelita tiene la celebración de la Hanukkah (Janucá). En Persia (hoy Irán), existía la fiesta de Yalda, en la que las familias se mantenían en vigilia toda una noche y alimentaban el fuego para ayudar al Sol a combatir la oscuridad. Había similares celebraciones en Pakistán, Tíbet, China y otros países, pero todas están relacionadas al solsticio de invierno. Como vemos, esta es una herencia cultural de la humanidad que se han venido realizando desde hace muchísimo tiempo, incluso desde antes del cristianismo en muchas y diferentes culturas y diversas formas.
Si por milenios y en varias partes del mundo ha habido celebraciones en esta época del año, ¿porqué pretendemos que todos los que nos rodean celebren estas fiestas conforme a nuestras creencias y tradiciones? Eso, aparte de demostrar un desconocimiento de la Historia, también revela cierta arrogancia e intolerancia. Más bien deberíamos de procurar que las celebraciones de las diferentes culturas, razas y religiones que se dan en esta época del años sean un motivo de unión entre los humanos, un motivo de demostrar tolerancia y entendimiento hacia los demás, de aceptarnos con nuestras diferencias, pero haciendo todo el énfasis en lo que nos une en esta temporada y que es lo mismo que celebraban los antiguos: La esperanza de un renacer, la esperanza de crecer y ser mejores. El sol renace en Navidad y no es exclusivo de nadie, es el sol de todos y bajo su luz deberíamos de hermanarnos. ¡Felices fiestas del Sol, del Renacer, Fiestas de la Esperanza!… Y por supuesto ¡Feliz Navidad!!!
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