Durante la temporada navideña, la flor de Nochebuena es muy popular en los Estados Unidos, donde se producen y venden cada diciembre más de 80 millones de plantas de Nochebuena (Poinsettias). Lo que no saben muchos es que la flor es originaria de México.
Su nombre náhuatl es tlazóchitl, que significa “flor que se marchita”, los aztecas la llamaban cuetlaxóchitl, pues para ellos simbolizaba la sangre de los sacrificios que los indígenas ofrendaban al sol para renovar sus fuerzas. Los misioneros españoles la bautizaron como flor de Nochebuena porque su máximo esplendor es el 24 de diciembre.
En México la Cuetlaxóchitl es conocida con distintos nombres. En Chiapas es Sijoyo; en Durango Catalina; en Guerrero, Michoacán, Veracruz e Hidalgo, Flor de Pascua y en Oaxaca Flor de Santa Catarina. También hay quienes la llaman Flor de Fuego o Bandera.
Fuera de México, es conocida como Hoja Encendida en Centroamérica; Corona de los Andes en Chile y Perú; Flor de Navidad en Venezuela. En Argentina Estrella Federal, por haber sido símbolo que en el siglo Diecinueve escogieron las fuerzas federalistas y es la flor nacional.
Una leyenda colonial mexicana ayudó más a asociarla con el tiempo navideño.
La leyenda cuenta la tierna historia de una niña de escasos diez años cuya madre tenía el encargo de tejer una cobija nueva para el pesebre del Niño Jesús de su iglesia, ya que la que tenía estaba muy vieja y raída. Ella aceptó encantada la distinción que le confería el párroco, empezó a elaborarla con gran entusiasmo, pero al caer gravemente enferma no pudo terminarla y la dejó a medias en el telar. La niña preocupada intentó acabarla, pero sólo consiguió enredar todos los hilos y las madejas. Al día siguiente, al atardecer, empezó la procesión al templo de todos los lugareños y la pequeña escondida detrás de un gran matorral, llorando, los veía pasar con enorme tristeza pues su madre seguía enferma y no había cobijita nueva para el Niño. De pronto se le acercó una anciana bondadosa y le preguntó qué le pasaba. Lucina, que así se llamaba la niña, le contó toda su pena y la buena mujer la consoló diciéndole que ya no se preocupara pues su mamá ya había sanado y que se apurara a cortar unas ramas de esa planta que la escondía y se las llevara como obsequio al Santo Niño.
La niñita, no daba crédito a lo que oía, pero obedeció dócilmente a la señora y con un manojo de aquellas ramas llegó corriendo al templo. Colocó con gran cuidado las varas alrededor del pesebre , mientras la gente en silencio la observaba. De pronto todo se iluminó y de cada rama había surgido una enorme estrella roja que entibió rápidamente el ambiente. La niña sonrió pues seguramente el divino Niño ya no pasaría más frío. Llena de contento salió corriendo y vio que todos los matorrales de la calle y las montañas, lucían estrellas radiantes iguales a las que había en el pesebre y que su humilde presente se había convertido en el más resplandeciente de todos los regalos.
Su origen.- La Flor de Nochebuena se usó por primera vez en las fiestas navideñas del siglo XVII, en Taxco, Guerrero, cuando un grupo de monjes franciscanos las recolectó en los campos cercanos, donde crecían en forma silvestre, para enmarcar la Fiesta del Santo Pesebre que una procesión durante la Natividad, iniciando así una tradición.
En la época de la Colonia, los mexicanos comenzaron a usarlas para engalanar sus nacimientos, adornar las iglesias y formar guirnaldas decorativas. Desde entonces, la Cuetlaxóchitl ha estado ligada a la Navidad en nuestro país.
El diplomático Joel Robert Poinsett, quien fue embajador de Estados Unidos en México de 1825 a 1829, conoció la Flor de Nochebuena cuando viajó una Navidad a Taxco y vio la Iglesia de Santa Prisca, engalanada con las flores de Nochebuena, quedando fascinado con su exótica belleza y llevó algunos ejemplares de la planta para cultivarlos y propagarlos en los invernaderos que tenía en su casa, en la población de Greenville, Carolina del Sur. Pero también ayudó a difundir la planta, enviando ejemplares a sus amigos horticultores y a jardines botánicos de Estados Unidos y Europa. Por eso a la Flor de Nochebuena se le conoce como Poinsettia en Estados Unidos y otros países de habla inglesa, en recuerdo de quien la propagara y popularizara como adorno de Navidad.
Desde el siglo diecinueve, la Flor de Nochebuena formó parte del ornato de los templos europeos en las fiestas navideñas y se sabe que la Basílica de San Pedro en el Vaticano fue adornada con Cuetlaxóchitl la noche del 24 de diciembre de 1899, provocando la admiración de todos los visitantes por la belleza del regalo de Navidad de México al mundo. En muchas partes se ofrece ya en color roja, amarilla, blanca y hasta morada.
Medicinal.- Además de adorno la Cuetlaxóchitl también es medicinal. Los aztecas usaban el jugo lechoso y blanco o látex, para elaborar una medicina contra la fiebre, así como el extracto de sus brácteas, mezclado con resina de pino, para teñir de rojo escarlata artículos de cuero, telas y cosméticos.
La Flor de Nochebuena también fue utilizada por el médico español Francisco Hernández, durante el siglo Dieciséis, como un medio para aumentar la leche de las mujeres que amamantan.
En la medicina tradicional indígena, las cataplasmas y fomentos de Cuetlaxóchitl se aplican para tratar la erisipela y algunas otras enfermedades de la piel.
En la mesa.- La Flor de Nochebuena es ingrediente de algunos platillos como sopas o ensaladas, pero no es recomendable, ya que aunque no es venenosa, sí pueden serlo algunos fertilizantes utilizados en su cultivo. Lo que sí se puede hacer es adornar con flores de Nochebuena el pavo, el jamón, la pierna o la ensalada que vamos a servir a la familia, lo que sin duda le dará un toque festivo a estos alimentos.
Para su cuidado.- Como sabemos que las hojas rojas no son la Flor de la Nochebuena, sino que las flores son unas pequeñas bolitas amarillas que están al centro de la planta, cuando la compremos, debemos fijarnos que traiga las flores, y no solamente hojas, ya que de esta forma durarán más tiempo vivas.
La planta de Nochebuena es delicada y requiere de cuidados para lucir a su máximo esplendor por muchos días. Hay que ponerla en un lugar soleado, pero no bajo la luz directa del sol, en un lugar ventilado, pero lejos de corrientes de aire. Es recomendable regarla después de comprarla y posteriormente un par de veces por semana, manteniéndola húmeda, no mojada y evitando inundar la maceta.
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