La víctima acudió a una tienda por una oferta de trabajo. Una vez allí, aceptó un vaso de agua y luego no se sintió bien. Llegó a avisarle a su mamá antes de desvanecerse. Cientos protestan para pedir justicia por el caso.
Por Pamela Subizar
El caso de una joven venezolana de 18 años que denuncia haber sido drogada y violada al ir por una oferta de trabajo a una tienda de pleno centro comercial de la ciudad de Buenos Aires, en Argentina, ha generado un estallido de indignación.
“Mi hija no está protegida”, dijo Thais, la madre de la víctima, entre lágrimas, en una de las protestas realizadas este jueves, indicó la Agencia Telam.
La mujer resumió en esas palabras el núcleo del reclamo: el principal sospechoso, Irineo Humberto Garzón Martínez, está libre. Fue detenido en la escena del crimen, pero una jueza bonaerense lo liberó tres días después.
El caso ha puesto además al descubierto, una vez más, los graves riesgos a los que están expuestas millones de mujeres que se han visto forzadas a emigrar de Venezuela. Thais y su hija llegaron al país hace un año y medio.
La joven acudió el pasado sábado 23 de enero al local, en el barrio de Balvanera, tras contactarse con el comerciante por un aviso de una oferta de trabajo en Facebook. Luego de la entrevista se quedó trabajando por algunas horas y él le ofreció algo de tomar en reiteradas oportunidades, según cuenta su denuncia. Finalmente, aceptó un vaso de agua. Minutos después, sintió que algo no estaba bien. Logró enviar un mensaje a su mamá antes de desvanecerse: “Tengo miedo”.
Thais fue quien dio aviso a la Policía. Hallaron a la joven tirada sobre una escalera en el fondo del comercio bajo el efecto de psicotrópicos, relató la madre. La sacaron en una silla de ruedas, y la imagen que conmocionó al país. “Ya no es la misma, está muy mal, destrozada”, contó Thais en una entrevista con el canal argentino TN Noticias.
En las redes sociales, las publicaciones se multiplicaron con el paso de los días y ‘#GarzonViolador’ se posicionó como el tema más comentado en Argentina. Fue una onda expansiva que traspasó fronteras: manifestantes se congregaron el jueves en Buenos Aires para pedir justicia y también lo hicieron este viernes en Caracas.
“La sociedad está mostrando signos de cambio, de que se necesita una profunda reforma dentro del sistema judicial penal”, indicó la abogada bonaerense Sabrina Cartabia, especialista en cuestiones de derecho y género, en una entrevista con Noticias Telemundo. En su experiencia, aún cuando las víctimas logran hacer la denuncia ante un abuso sexual o violencia, y son escuchadas, el poder judicial “está lejos en muchos casos de poder satisfacer las necesidades de las víctimas”.
Cuando la Policía llegó a la tienda tras la llamada de la madre, tuvo que entrar por la fuerza. Allí encontraron a Garzón Martínez. Fue detenido y acusado de “abuso sexual con acceso carnal agravado”, pero la magistrada a cargo del Juzgado Criminal y Correccional N°15 estableció que siga el proceso en libertad por no tener antecedentes penales.
La fiscal a cargo del caso, Silvana Russi, apeló la excarcelación por considerar que existe “peligro de fuga” y de “entorpecimiento de la investigación”. El abogado de la joven venezolana y a su familia, Pablo Baqué, también ha pedido la detención. “Por la gravedad del caso y porque pueden existir otras víctimas que aún no se animaron a denunciarlo“, dijo en una entrevista en radio La Red.
El nombre de la jueza, Karina Zucconi, ocupa los carteles de cientos que marchan en las calles, frente a esa misma tienda en el ajetreado Once, que ha quedado cubierto con insignias y denuncias; y frente a los tribunales judiciales, donde grupos de migrantes han entonado el himno de Venezuela. Un pedido por la renuncia de la jueza publicado en línea ya lleva más de 181,000 firmas recolectadas.
La joven venezolana contactó al comerciante primero por Facebook y luego por la aplicación WhatsApp para compartirle su currículum ante un aviso de empleo. Thais relata que él la invitó a cenar el viernes 22 de enero en la noche para hablar del trabajo, pero ella se negó y luego quedaron en una entrevista el sábado en la mañana. Esto le generó sospechas y le pidió a su hija la dirección y el nombre del comerciante.
Thais cree que ese instinto de protección le salvó la vida a su hija.
“Creo que la confianza entre madre e hija fue vital, es algo que tiene que permanecer siempre, y en este caso si ella no hubiese tenido la confianza ni las ganas de contarle las cosas a su madre, el escenario podría haber sido otro”, dijo en una entrevista con el diario argentino La Nación.
Inmigrantes denuncian que las falsas entrevistas de trabajo son un modus operandi usual de quienes se aprovechan de la necesidad de empleo de una comunidad ya de por sí en una condición vulnerable. En Argentina, los hogares migrantes sufren un índice de pobreza de cerca del 26%, según un reciente informe de la ONU.
Decenas de venezolanos y colombianos se han unido a las protestas, pero también jóvenes argentinas y movimientos a favor de los derechos de las mujeres.
“Ayer fue ella, hoy puedes ser tú o cualquier chica, de cualquier nacionalidad” dijo una de las tantas mujeres que caminaron el jueves en las protestas, según lo reportó la periodista María Laura Chang vía Twitter.
En esas mismas calles de la Capital Federal, hace apenas semanas, una multitud de pañuelos verdes celebraba la legalización del aborto. Allí mismo, miles comenzaron en 2015 el movimiento “Ni una menos” para desterrar la violencia de género, que luego se replicó en Latinoamérica. Cartabia estuvo entre ellos.
“En el último tiempo, con el avance del movimiento feminista y de las mujeres, con las conversaciones públicas que han surgido a partir de casos resonantes de violencia sexual, empezó a haber más manifestaciones para que la Justicia trabaje con una perspectiva de género”, explicó Cartabia. Han habido cambios, “pero aún queda mucho por trabajar”, concluyó.
Con información de La Nación, Clarín, TN Noticias y Télam.
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