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Kahlo, una maestra que enseñaba a través de la libertad

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México, 6 jul (EFE).- Una maestra entusiasta, exigente y que dejaba a sus alumnos la libertad de encontrar su propio camino en el proceso de creación; así recuerda el artista mexicano Arturo Estrada a Frida Kahlo, de la que hoy se celebran 110 años de su nacimiento.
Estrada, de 91 años y originario del estado de Michoacán, es uno de “los Fridos”, el grupo de alumnos que tuvo como profesora a Kahlo en la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda” de la Ciudad de México, y quedó marcado por sus enseñanzas.
 
En una entrevista con Efe, el artista recuerda que el director de la escuela fue quien les presentó a Kahlo (1907-1954): “Va a ser su maestra, quédense con ella y ya les dirá qué van a hacer”, les dijo.
“Era una mujer verdaderamente bellísima, muy impresionante”, que hacía notar con su aspecto físico que tenía una “gran personalidad”, comenta Estrada sobre la primera impresión que tuvo de su maestra.
 
En las clases, pudo comprobar que ella era “entusiasta y muy cariñosa”, y que les permitía “hacer con libertad lo que uno quisiera”.
“Lo interesante es que ella dejaba que uno como alumno pudiera hacer lo que su entendimiento lo hacía crear”, y más adelante preguntaba a los alumnos cuál había sido su motivación para realizar esa obra en particular, relata Estrada, quien también tuvo como maestros a Diego Rivera, José Chávez Morado, David Alfaro Siqueiros y Juan O’Gorman.
Explica que Kahlo se tomaba su tiempo para observar las creaciones de sus alumnos, orientarles y decirles lo que había que mejorar, como “la luz, las sombras, las formas o la composición”. Más tarde, les invitaba a empezar otro trabajo para corregir los errores del anterior.
 
“Nos hacía entender que uno debía ser más serio, más ordenado, más disciplinado, más observador y dedicar más tiempo”, asevera el michoacano, quien opina que su profesora trataba a todo el mundo con atención y “eso era muy meritorio”.
 
Kahlo les animaba a recorrer calles y mercados para captar los temas de la vida cotidiana: “Lo fomentaba diciendo: ustedes deben observar a la sociedad, deben pintar sus fiestas, sus fandangos, en fin, todo lo que ustedes vean interesante”.
 
Estrada recuerda que Kahlo también les motivaba a que leyeran y conocieran su “cultura ancestral”, para que esta fuera la base de sus creaciones.
Otros profesores también tenían ideas similares, y les hacían ir a Teotihuacán o al Museo de Antropología para dibujar los vestigios prehispánicos.
Los Fridos, entre los que también se encontraban Fanny Rabel, Guillermo Monroy y Arturo García Bustos, llegaron a dar clases en el jardín de la Casa Azul, en el barrio de Coyoacán, donde Kahlo les dejaba moverse “con entera libertad”.
 
Allí, ellos admiraban la colección de esculturas prehispánicas que acogía la casa: “Esto era motivación para a partir de ahí encontrar el camino para hacer un arte moderno; en ese instante, era el camino hacia la producción de arte con sentido social”, afirma.
 
La obra de Estrada ha estado expuesta de manera individual en Bellas Artes, y también ha creado murales que hoy en día albergan estados como Oaxaca, Michoacán o Tamaulipas.
Además, colaboró con Rivera en el mural que realizó para el Estadio Olímpico Universitario, con O’Gorman en el que hizo en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, y con José Clemente Orozco en la Escuela Nacional de Maestros.
 
Estrada asegura que “de ninguna manera” su arte sería el mismo si no hubiera tenido a Kahlo como maestra.
Pone como ejemplo la influencia que tuvo en él a la hora de hacer retratos: “Ella se hacía muchos autorretratos y uno quedaba admirado, se veía todo el impulso creativo de ella”.
“Yo esperaba hacer trabajos con la maestría que ella realizaba los suyos”, concluye el veterano artista.

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