Como dijo aquel que dijo en facebook: “Hace años tenía un montón de sueños, hoy sólo tengo sueño y un montón de años” No todos los casos son iguales, a algunos viejos hasta el sueño se les va. Pero lo que sí es cierto es que la mayorías le teme a la vejez, y por andarle rehuyendo, un día la encontramos de repente y algunos no sólo descubren un buen día que ya son viejos sino que ya son ancianos.
Óyeme bien viejo raboverde y tú que andas payaseando queriendo actuar como el joven que ya no eres, la vejez tiene sus cosas buenas y es bonita si la sabes vivir. ¿Que no tienes mucho futuro? ¡pero tienes mucho pasado! y eso sólo los que llegamos a viejos tenemos ¡Aprovéchalo! Saca juventud de tu pasado, saca vida de tu pasado. Recuerda el dicho: “el chiste no es vivir, sino saber vivir”, y en tu caso puedes vivir y revivir. Puedes ir al pasado cuantas veces quieras, lo puedes recordar una y otra vez y, si te parece, lo puedes reinventar, nomás procura no cambiar la historia delante de alguno que te pueda desmentir… y tienes que aprender a mentir de tal manera que tú mismo te creas tus mentiras, porque si no te las crees tú ¿cómo vas a querer que otros las crean?
Sí, señor, la vejez puede ser una etapa de la vida alegre y divertida, casi, casi, como la juventud, pero diferente.
Ser un abuelo mentiroso no es un defecto, es una diversión, es una gran forma de hacer atractivo el presente… y el pasado, a veces casi es una obligación y una necesidad “cambiar” el pasado, “acomodarlo” al presente. ¡Y ah, cómo resulta divertido oír a viejos conocidos contar historias de su pasado… que no fueron ciertas, o que son exageraciones exageradísimas¡ Por eso siempre procura que no te oigan viejos conocidos cuando hables del pasado….Ten por seguro que va a llegar un día que hasta tú te creas esa vida de fantasía, esas mentiras que les cuentas a tus nietos. ¿Que tú no estás viejo? Lo siento por ti, porque no tienes pasado, pero un día, cuando menos lo esperes, vas a notar que llegaste a viejo y te puede pasar lo que a mí me pasó, aquí te lo cuento en verso….
¿Qué estás haciendo en mi cama?
le pregunté de repente
a mi esposa una mañana,
un día que la luz del sol
nos sorprendió un poco tarde
y me asusté al contemplar
aquella bruja en mi cama,
que pensé que iba a tragarme.
¿A qué viene esa pregunta?
Me reclamó ella asombrada
y hasta me tocó la frente,
pensando que estaba enfermo
o que a lo mejor soñaba.
Pronto recapacité
y fingí que era una broma,
pero la verdad si fue
que me sorprendí al mirar
lo mucho que había cambiado
aquella muchacha joven
que se acostaba a mi lado…
Y parece que fue ayer,
por lo menos no hace tanto.
Y de pronto que la vi
despeinada vieja y fea,
con menos pelo y más canas,
menos esbelta y más bulto,
ojerosa y arrugada,
por eso se me hizo fácil
preguntarle simplemente
qué estaba haciendo en mi cama.
Hizo gestos y se fue,
maldiciendo o murmurando,
a preparar el café.
Yo me fui al cuarto del baño
y al mirar en el espejo…
¡¿Qué haces ahí, pinche viejo?!!
Le pregunté al pobre anciano
que se reflejaba en él.
No me contestó aquel viejo.
En silencio y con tristeza
me miró sumir la panza,
inflar el pecho, y los hombros
levantar en desafío.
Pero todo eso fue en vano;
el joven que aparecía
siempre que veía al espejo,
se había convertido en viejo,
sin que yo me diera cuenta,
pero fue en muy poco tiempo.
¡Cómo se pasan los años!
se van en un santiamén.
y qué rápido cambiamos,
de la noche a la mañana
mi mujer es una extraña
y yo un extraño también…..
Aprendan la lección, viejos y viejas. La vida se va muy rápido… Dos lecciones muy prácticas pueden sacar de estos versos: la primera es estar siempre conscientes de que la vida pasa a 60 segundos por minuto, se va de volada, y cuando menos acuerdas ya vas de salida. Si eres joven vive la vida de modo que cuando llegues a viejo no tengas que andar inventando mentiras para hacer creer a tus nietos que tu vida fue interesante. La segunda lección es que nunca se les ocurra pensar mal de su mujer, no sólo no se lo digan, ¡no lo piensen! Porque si las muchachas medio adivinan lo que pensamos, la viejas sí adivinan con lujo de detalles todo lo que pensamos. Después de unos años de vivir con tu mujer te conoce mejor que tu mamá. Ni de chiste , óyelo bien, ni de chiste se te ocurra mentirle, no creerá lo que dices, porque sabe lo que piensas. Cuídate que no te vaya a pasar lo que me pasó a mí ese día, que me la pasé echando vueltas al baño y no nomás a ver al viejo del espejo, porque sabe qué polvos le pondría al café ese día, que me la pasé sufriendo. Y si les reclamas es peor… jajajajacof cof…
Salud y saludos y hasta la próxima. licvidirera@aol.com
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