¿Qué cuántos años tengo?… ¡Qué importa eso! ¡Tengo la edad que quiero y siento!
¿Qué cuántos años tengo?… ¡Qué importa eso! ¡Tengo la edad que quiero y siento!
De hecho mi edad de hoy es la correcta, ni más ni menos, porque gracias a los años que sobre han pasado, ahora es que puedo…: Gritar sin miedo lo que pienso. Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.
Pues tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la convicción de mis deseos. ¡Qué importa cuantos años tengo! ¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo, y otros que estoy en mi plenitud.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Sí!, ya tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos y atesorar éxitos. Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás! ó ¡Estas muy viejo, ya no podrás!
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños, se empiezan a acariciar con los dedos, las ilusiones, se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse en el fuego de una pasión deseada; sin embargo gracias a mi edad, puedo entender que el amor también es un remanso de paz, como el atardecer en la playa. ¿Qué cuántos años tengo?… Bah!, que más da!. Porque la cronología no dice nada respecto al ser y sentir de un ser viviente.
Yo no necesito con un número marcar, pues mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas y penas, que por el camino derramé al ver mis ilusiones truncadas… ¡Valen mucho más que eso! ¡Qué importa si cumplo cuarenta, cincuenta o más décadas, pues lo que realmente importa: ¡Es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos. Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida y la fuerza de mis anhelos. ¿Qué cuantos años tengo?… ¿Eso a quien le importa?, si la humanidad tiene alrededor de 50 mil años, ¿qué puede significar un siglo?…
Esto me lleva a reafirmar que realmente tengo la edad correcta, ni más, ni menos… Porque tengo los años suficientes no sólo para perder el miedo, sino para decir lo que pienso y hacer lo quiero y siento!
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