EFE
La feria peruana de gastronomía Mistura, la mayor de su tipo en Latinoamérica, se enfila hacia una necesaria reinvención de su modelo, tras haber consolidado la cocina local como una de las señas de identidad y de orgullo de los peruanos, proceso que inició hace nueve años con su primera edición…
Una encuesta publicada en julio por la encuestadora Ipsos aseguró que Mistura es la marca que mejor identifica a los peruanos, con un 33 % de ellos convencidos de que su promoción de la gastronomía local es el principal pilar del sentimiento patriótico nacional.
Tras cerrar el domingo su novena edición, Mistura volvió a contar con una masiva asistencia, de unas 400.000 personas a falta de cifras oficiales, aunque lejos de las más de 500.000 que congregó en 2012, y sin la repercusión internacional de sus primeras ediciones, en parte por la ausencia de grandes cocineros.
Reputados críticos gastronómicos opinaron esta semana que la feria se encuentra en decadencia y acusaron a la Sociedad Peruana de Gastronomía (Apega), organizadora del certamen, de aislar el acontecimiento y alejarlo de la alta cocina peruana.
También se repitieron las acusaciones sobre su supuesta contradicción, al promocionarse como una feria de inclusión y unión de todos los peruanos, pero cuyas entradas, que alcanzan hasta 25 soles (unos 7,50 dólares), impiden o dificultan el acceso a ese 23 % de pobres que tiene Perú.
Conscientes de que una renovación es precisa para mantenerse en la cresta de ola del “boom” de la gastronomía peruana, cuya vigencia hizo que dejara de ser una novedad, Apega se inclinó este año por iniciar un proceso de internacionalización del certamen.
Por primera vez en sus nueve años de existencia, Mistura tuvo presencia de comidas foráneas, como las de México, India y Marruecos, mezcladas entre los cerca de 200 restaurantes peruanos que desde hace años hicieron de la feria una reunión ambiciosa y megalómana.
Los organizadores planean ampliar esa presencia de comidas extranjeras el próximo año para impulsar a Mistura como una feria internacional, al tiempo que esperan realizar ediciones de la feria en países como Colombia, Chile, Argentina y Estados Unidos, con numerosas colonias de peruanos emigrados.
Sin embargo, este esfuerzo por trascender fuera de Perú puede que no sea suficiente si la feria no recupera el concepto de sus orígenes, cuando fue promovida por el célebre cocinero Gastón Acurio como un espacio donde la alta cocina y la cocina popular se encontraban en un intercambio de sabores y experiencias.
Lejos queda el despliegue realizado en 2011, cuando Mistura acogió la segunda reunión del Consejo Asesor Internacional del Basque Culinary Center.
En esa edición participó el español Ferrán Adrià, el danés Rene Redzepi, el japonés Yukio Hattori, el italiano Mássimo Bottura, el francés Michel Bras, el estadounidense Dan Barber, el brasileño Alex Atala y el británico Heston Bluementhal.
El presidente de Apega, Bernardo Roca Rey, dijo durante la clausura de la novena edición de Mistura que la feria es “de todos los peruanos” y que crecerá en los próximos años con una nueva ubicación, diferente a la de la Costa Verde del municipio limeño de Magdalena del Mar, un enclave que la aisla de la ciudad.
Los organizadores de Mistura también consideran que un menor número de visitantes respecto a años anteriores no significa que la facturación sea menor, pues sostienen que estos pasan ahora más tiempo dentro del recinto ferial y que el consumo está al nivel de las ediciones más multitudinarias de la feria.
Con independencia de los cientos de miles de visitantes, el certamen pasará ahora por un nuevo ciclo, que bien puede llevar a expandir la cocina peruana por el mundo, donde cada vez son más numerosos los restaurantes que promocionan sus platos más típicos.
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