Las ranas son animales modestas y astutas, pero siempre hay excepciones y entre ellas, siempre hay una que no se parece nada a sus compañeras. Tal es el caso de Tita, una rana tonta, ambiciosa y…
Las ranas son animales modestas y astutas, pero siempre hay excepciones y entre ellas, siempre hay una que no se parece nada a sus compañeras. Tal es el caso de Tita, una rana tonta, ambiciosa y nunca satisfecha con su suerte. Si sabía que alguna de sus ‘amigas’ tenía cinco manchitas en la espalda, ella quería tener seis por lo menos. Si alguna otra atrapaba una mosca, ella decía que ya se había tragado por los menos cuatro. ¡Y cuidado con la que se decía más fuerte o más valiente que ella!
Un día descansaba con sus compañeras cerca de la orilla de un río cuando pasó un buey.
– ¡Cielos, qué animal es ese! -exclamó tirándose asustada al río…
Pero pudo más su vanidad… ¡Qué animal tan pretencioso! Cree que por su gran tamaño puede espantarnos -dijo-. Si yo puedo ser tan grande como él.
Y para demostrar que era cierto, se puso a inspirar todo el aire que podía. Cuando sintió que estaba a punto de estallar, preguntó.
– Miren ¿no soy tan grande como él?
– No del todo -respondieron las ranas, contentas de poder dar por fin una lección a su ambiciosa amiga-.
— Por que no haces un poco más de esfuerzo -insistieron todas.
Ni tarde ni perezosa, Tita comenzó a inflar más el pecho, absorbió todo el aire que pudo.
– ¿Y qué tal ahora? -preguntó-.
– Casi lo logras -rieron sus compañeras-. Pero el animal sigue siendo más grande.
Irritada, la rana juntó todas sus fuerzas. Se hinchó más y más y de repente… PUUMMM!!!… explotó como un globo, asustando a todas sus compañeras. El buey, por su parte, ni se enteró de lo que había pasado.
Moraleja: Con mesura debes tu capacidad usar o desagradables cosas te pueden resultar!
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