Querida Doctora Consejos:
Gracias por leer y publicar mi carta (cuando lo haga), y permítame platicarle mi situación.
Soy mexicano de nacimiento pero ahora ya soy ciudadano americano y tengo 47 años de edad.
Me llamó mucho la atención el caso del Sr. Wilson que hace unas semanas usted planteó y en el que dice que su familia lo tiene totalmente abandonado.
Me da mucha pena que su familia se comporte así con él. Quiera Dios que esa familia pague por lo que están haciendo con él y que a ellos les paguen de la misma manera.
Yo tengo a mi esposa y dos hijos, tengo muchos hermanos pero pocos amigos.
Sólo de pensar que el destino me tuviera preparado algo similar me da temor.
Mi suegro vivió algo parecido a lo que está viviendo el Sr. Wilson pero lo malo es que mi suegro perdió algunas de sus facultades y era algo difícil poder tener una conversación clara con él, tanto como yo conversé con el padre mío que perdí hace tres décadas. Gracias anticipadas por lo que pueda comentar respecto a mis temores….
— El Temeroso
Querido Temeroso:
El quedarse solo en la vejez es un temor universal. El caso del Sr. Wilson ha sido muy conmovedor por la respuesta abrumadora que he recibido de mis queridos lectores.
Ya le he hecho dos envíos de cartas al Sr. Wilson y ahora estoy preparando un tercer paquete con todas las cartas de quienes desean ayudarlo.
La lección que este caso me ha dejado es que para sentir calor humano basta con que pidas ayuda y encontrarás bondad, amistad y generosidad aún de gente desconocida.
Y lo más lindo es que personas que empezaron siendo desconocidos, pueden convertirse en amigos y hasta en tu familia adoptiva.
El fondo de este asunto es que no hay que tener miedo de la soledad en ningún momento de nuestras vidas, porque siempre habrá personas dispuestas a tender su mano cuando más lo necesitemos.
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