Dicen los que cuentan que en el pueblo había un ciego que pasaba la mano por los lomos de los caballos, palpando y pensando concentradamente y luego decía muy solemne y muy seguro: Es bayo… o es Moro… Zaino, Azabache, Canelo.. o lo que fuera…. Y ya sé que es lo que me vas a preguntar:
—¿Y a todos les atinaba?
—¡Qué iba a atinar, hombre! En toda su vida no atinó ni una sola vez. Como nunca le atinaron los caballos que trataron de patearlo. Pero aunque un caballo mañoso, o dos, trataron de morderlo no se le quitó la maña, se divertía, pues, el ciego. Y hasta alegaba cuando le contradecían que el caballo no era del color que él decía… El estar ciego no le impedía divertirse y ser feliz.
Los que tenemos el don de la vista imaginamos que no hay nada más triste que un ciego triste…. Los que tenemos el don de la vista a veces nos equivocamos más que los que no lo tienen.
Hay mil maneras de ser dichoso y vivir feliz… Pero también hay mil y una maneras de ser infeliz y vivir desdichado.
Hay gente que va por el mundo con una cara de tristeza que parece que van arrastrando una amargura como de aquí hasta allá, y a uno le asalta la pregunta “¿y esa gente para qué vivirá, no estarían mejor descansando en paz?…” digamos, como cuando ves a los que viven en la calle, que no solo arrastran su ‘amargura’ sino también sus tristes pertenecías.
Y mientras vemos esas caras tristes, pasa alguien a nuestro lado y voltea a vernos con una cara de estar preguntado “y éste con esa cara de zonzo para qué vivirá, si se ve que no lleva ningún rumbo fijo, nomás va estorbando en la banqueta de la vida”…
No quiere decir que a veces no atinemos el color del caballo, como el ciego del cuento, y que más de alguno de los que creemos infelices de verdad lo sean, pero también es cierto que nos falta reflexionar en que hay muchos modos de ser feliz, y que no podemos juzgar que los demás son infelices nomás porque no viven como nosotros, o porque no andan riéndose como mensos.
Mientras que nos empeñamos en creer que solo se puede ser feliz como nosotros entendemos el ser feliz, no aprenderemos que la realidad es que cada quien es feliz a su manera.
Por ejemplo, a muchos no les cabe en la cabeza que haya mucha gente que teniendo muy poco puede ser muy feliz, y haya gente que teniendo muy mucho puede ser muy infeliz… Y hasta hay gente “instruida” (no dije sabia) que creen que un hombre “ignorante” pueda ser feliz, porque hay instruidos que no entienden que la verdadera sabiduría que da felicidad se puede encontrar más fácil en el fondo del alma que en las páginas de los libros… (Déjame anotar esta frase para usarla un día que esté hablando con gente entendedora, como tú que me estás leyendo)
Así mal-pensamos muchos que porque los demás no son como uno, no pueden ser felices… Aunque vemos que pueden darse casos en que sea más feliz el vagabundo con pocas pertenecías y sin casa propia, pero que tiene amigos verdaderos, que el que tenga una mansión, pero no tenga amigos verdaderos ni familia que lo quiera… Es aquello de jodidos pero contentos, …ricos pero infelices.
Los viejos de ahora llegamos a la arrogancia de creer que los niños de ahora no pueden ser plenamente felices porque no juegan a los trompos y a las canicas como jugamos nosotros. Date cuenta que aquellos Eran otros tiempos y esos son estos tiempos… y la felicidad se da en todos los lugares y en todos los tiempos.
Esa creencia de que solo a nuestro modo se puede ser feliz, aparte de reflejar ignorancia, puede ser peligrosa. Por ejemplo, pensamos los occidentales, soberbiamente, que los demás países del mundo solo podrán ser felices y progresar si viven a nuestra manera, y sobre todo se les quiere imponer nuestra “democracia” a países que nomás no tienen el aparato de medios de comunicación necesario para controlar las elecciones y poner a los gobernantes “elegidos”
No todo funciona igual en todas partes… Aprende, se puede ser feliz de muchos modos no quieras que todos sean felices a tu manera.. Sé feliz y deja ser felices a los demás. La felicidad es algo que no se puede imponer ni ordenar a nadie que sea feliz…
Lo que pasa es que el infeliz, sobre todo ese que en su infelicidad aparenta ser feliz, casi siempre envidia, (en el fondo y muchas veces en la superficie también), envidia la dicha ajena, no soporta que otros sean felices teniendo menos que él, no soporta que otros sean felices sin tener que trabajar por lo menos 40 horas a la semana, sin tener cuentas que pagar cada mes, sin vivir a la carrera comprando más de lo necesario y debiendo más de lo que podrás… Para consolarnos se nos ha enseñado que si con todo eso no sentimos que somos felices es porque necesitamos que toda la gente del mundo viva igual que nosotros para ser “felices” todos… Hágame usted el carbón favor.. aquí le corto porque ya me estoy enca… salud y saludos
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