Que preguntaron por mí la semana pasada en Santa Ana en el puesto del El Aviso en la pasada feria de la Independencia… “Muchos preguntaron por usted, Licenciado” Me dijo un compa cuando llegué a trabajar tempranito el martes.
Exagerado. Han de haber sido dos o tres los que preguntaron, pero a esos dos o tres les digo que no se desesperen ni se despreocupen, no es que me ande escondiendo, sí les pienso pagar, nomás espérenme un par de… ¡tiempo, tiempo… árbitro!
No creo que hayan sido lectores de esta columna los que hayan preguntado por mí, porque apenas hace dos semanas que en una plática con otro compa en el trabajo. (A ver si el jefe no lee esto, van a creer que nos la pasamos platicando, de por sí que…) Sucede que a este cuate le eché un albur muy claro para que lo perdiera… y me dijo muy serio, casi enojado: “Por eso está perdiendo lectores” No sé de donde sacaría su información, pero se lo creo.
“Lo malo no es que yo esté perdiendo lectores, -le dije- lo malo es que mis lectores están perdiendo escritor”. Tuve que explicarle, porque me vio con extrañeza… “Mira, antes hacía dos artículos y revisaba 30 o 40, ahora hago 7 o 9 artículos y articulillos, reviso 40 o 50, ¿crees tú que los resultados puedan ser igual de buenos que antes cuando nomás hacía dos? Si tú ordeñabas 20 vacas y ahora te pusieron a ordeñar 80, más de alguna chiche se te va a pasar, ¿o no?….” Pensó que lo albureaba otra vez… “Deja, te pongo otro ejemplo. Si antes tenías que barrer el estacionamiento y ahora en el mismo tiempo tienes que barrer el estacionamiento, la calle y las oficinas.. ¿verdad que no quedará igual de limpio?”
—¿Qué quiere decir con eso?
Según yo está claro lo que quiero decir. Ya sea que el supervisor o tú mismo te eches a cuesta más trabajo del que puedes hacer… bien hecho, llegará el día en que una de dos, o te cansarás o harás mal trabajo….
Si es el supervisor te carga más trabajo, tú no te espantes, ni te aflijas ni te aflojes, tú di que harás lo mejor que puedas, pero nunca te comprometas a terminar y entregar el trabajo bien hecho. Y siempre pregunta, como yo pregunto: “¿Lo quieres rápido o lo quieres bien hecho?” Cualquier supervisor honesto sabrá que la rapidez y la bienhechuría pocas veces andan juntas, apenas en los pistoleros del viejo oeste, y eso sólo en las películas.
Si el supervisor reniega por lo mal hecho del trabajo, le explicas que era más de lo que se podía hacer, y si no entiende …. lo llevas a juicio con Sancho Panza, ….. y es que ahorita me estoy acordando de un cuento que viene a cuento para esta ocasión.
Sucede que un labriego, como pago de unas canastas de jitomates que llevó a vender al pueblo, tuvo que aceptar en la tratada un retazo de tela gruesa que, al verla bien, le gustó para hacerse unas caperuzas, porque se acercaba el invierno. Las caperuzas eran como boinas picudas que se hacían de alguna tela gruesa, pana, casimir o cosa parecida. Pues el campesino del cuento fue a la casa del sastre, le mostró la tela y le preguntó que si le alcanzaba para una capucha y cuánto le cobraba. El sastre echó medidas rápidas y le dio precio y le dijo que sí le saldría una buena capucha. El campesino que era desconfiado, sospechó que el sastre algo le ocultaba por lo que cuando el sastre le estiró la mano para amarrar el trato con un apretón de mano, porque ya eran los tiempos en que la sola palabra no valía, como antes, ya eran los tiempos en que había que acompañar la palabra con un apretón de manos… Pero antes del apretón de manos, el campesino le preguntó que si no le podrían salir dos capuchas de la tela. El sastre midió, esta vez con más cuidado y le dijo que sí y que se las hacía por el mismo precio… El campesino pensó, “qué casualidad que me hace dos por el mismo precio de una, de seguro salen más y se las quiere robar el infeliz…” por lo que otra vez escondió la mano y preguntó si no saldrían tres… El sastre burlesco dijo que hasta cuatro, si las quería y el campesino medio cegado por la avaricia, pensó que si saldrían hasta cuatro bien podrían salir hasta cinco, de manera que reclamó hasta que el sastre le dijo que le haría cinco capuchas con la tela. Se selló el trato, con el apretón de manos, y el campesino se fue satisfecho de no haberse dejado engañar.. “nomás porque lo ven a uno ranchero, ya piensan que se pueden aprovechar de uno… sastre maldito, pero conmigo no pudo…” .
Al cabo de una semana, cuando fue el campesino por sus capuchas, el sastre lo recibió mostrándole cinco caperuzas, una en cada dedo de la mano. Cuando fueron a juicio ante Sancho Panza, éste sentenció que el sastre perdiera su trabajo y el campesino perdiera su tela, uno por avariento y el otro por burlesco…
Por lo que a mí toca y para contestar al que me dijo que estaba perdiendo lectores, yo creo que es todo lo contrario, porque de El Aviso no se me escapan. Y a mí no fue el campesino el que me pidió más artículos, fui yo el ofrecido…. “Oye, por qué no sacamos una sección de Gente de letras” “Pues encárgate”, me dijo…” Oye, por qué no ponemos una Humorada casa semana” Le dije…“Pues encárgate” me dijo…y ahí tienes que entre Trozos de Historia, Plantas, Te lo paso al costo, Muertes trágicas, Dichos y Refranes, Significado de… cuando menos acordé ya estaba comprometido con varios artículos a la semana. Es la causa que a veces esta columna no salga muy maciza, pero algún otro artículo no sale tan mal… Como algunos no se publican en todas las áreas, te invito a visitarme en voyconmihacha.com donde trataré de compartir cada semana lo que haga para El Aviso… Salud y saludos…………..
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