Los 5 estados cuyos residentes podrían necesitar pasaporte para volar dentro de EEUU

Pulso USA
Jesús del Toro

Identificarse con un pasaporte es una labor común en los viajes al extranjero y desde luego es clave para regresar al país. Pero, para algunos estadounidenses, ese documento podría ser de uso obligatorio a la hora de realizar vuelos domésticos y para poder ingresar a ciertas instalaciones federales dentro de Estados Unidos…

Todo porque las licencias de conducir –el documento de identidad más utilizado en el país y expedido por cada estado- que se han emitido en Nueva York, New Hampshire, Louisiana, Minnesota y Samoa Americana simplemente no cumplen con los requisitos establecidos en la ley Real ID Act, que fue promulgada en 2005 como parte de los esfuerzos para elevar la seguridad nacional tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
De acuerdo a Time, en algún momento aún no clarificado de 2016 entraría en pleno vigor esa norma y, por ello, las licencias de conducir que no cumplan con varias especificaciones dejarían de ser válidas como identificación para, por ejemplo, ingresar a instalaciones federales o pasar la seguridad de un aeropuerto y abordar un avión, así sea este un vuelo dentro de territorio estadounidense.
La Real ID Act señala, según Business Insider, que para ser válidas las identificaciones oficiales deben incluir toda la información personal del individuo –fecha de nacimiento, firma, foto y demás–y ser legibles de modo automático por una máquina mediante la inclusión de un chip. Esa última condición es la que ha resultado complicada y la implementación de sus especificaciones ha sido lenta.
Muchos estados se han resistido o han sido remisos por el costo añadido, tanto para el gobierno como para el usuario, de esas nuevas identificaciones. Y Nueva York, New Hampshire, Louisiana, Minnesota y Samoa Americana de plano no han cumplido a cabalidad, por lo que las licencias de conducción de sus residentes podrían quedarse súbitamente sin validez en ciertos casos a escala federal salvo que obtengan (si pueden) una licencia que cumpla con las exigencias de la Real ID Act. Además, hay estados que sí han aceptado actualizar sus licencias pero aún no lo han hecho, y han pedido más tiempo para poder hacerlo.
Sea como sea, en Nueva York y Minnesota se ofrece una licencia más avanzada, que sí cumpliría con los criterios de la Real ID, pero a un precio de hasta 30 dólares más que la licencia convencional, de acuerdo al Business Insider. Con todo, e incluso suponiendo que una persona estuviera dispuesta a pagar, debe acudir a la autoridad para cambiar su licencia anterior, un proceso que sería complejo ante las muchas millones de personas que estarían en la necesidad de contar con la nueva identificación para poder viajar en avión. Y dado que obtener el pasaporte implica, también, un trámite y un gasto adicional, muchos encuentran a disgusto las disposiciones de la Real ID Act.
En realidad, desde el momento mismo de su planteamiento esa norma fue criticada e incluso se cuestionó su constitucionalidad, por considerarse que la Real ID Act violaba la Décima Enmienda, pues muchos consideran que decidir sobre la validez de una identificación es asunto de los estados en el que la autoridad federal no debe intervenir.
Pero la provisión de ley sobre las identificaciones no ha sido frenada en una corte y por eso está previsto que comience a aplicarse de modo escalonado, de acuerdo al Departamento de Seguridad Nacional, con la porción relativa a los aeropuertos no antes de 2016 (pero sin especificar exactamente cuándo).
Así, aunque aún no se sabe cuando la nueva licencia comenzará a ser exigida de modo obligatorio en aeropuertos, lo conveniente es irse preparando, ya sea contando con una licencia mejorada o, en donde no exista esa opción, un pasaporte.
Con todo, no es el único caso en el que un pasaporte es necesario para poder ingresar a un aeropuerto en Estados Unidos. En la franja fronteriza con México, por ejemplo, el pasaporte válido (y en el caso de los extranjeros una tarjeta de residencia o visa) pueden ser exigido a los pasajeros que vuelan desde y hacia ciudades estadounidenses, incluso aunque el aeropuerto de salida esté situado dentro de territorio de Estados Unidos.