EFE
La hipótesis sobre la presencia de la tumba de Nefertiti tras los muros del sepulcro de Tutankamón ha desatado la imaginación y los sueños de los amantes de la arqueología, así como la guerra entre el padre de la teoría, el británico Nicholas Reeves, y su detractor, el egipcio Zahi Hawas…
Una conferencia celebrada hoy en El Cairo sobre la eventual existencia de cámaras detrás de las paredes norte y oeste del mausoleo del “faraón niño” fue escenario de la tensión entre ambos expertos, que quedó patente desde el primer momento, cuando Hawas evitó estrechar la mano a Reeves.
La flema británica y la pasión egipcia chocaron ante un auditorio de arqueólogos que participaban en la Segunda Conferencia Internacional sobre el Rey Tutankamón, que tuvo lugar este fin de semana en la capital egipcia.
“No creo que (la hipótesis) de Reeves tenga ninguna base científica”, espetó Hawas, el mediático exministro de Antigüedades egipcio, nada más tomar la palabra, y antes de agregar que “de ninguna manera Nefertiti fue enterrada en el Valle de los Reyes”, en Luxor, junto a Tutankamón.
A Hawas lo precedió Reeves, quien hizo un rápido repaso de la hipótesis que ha despertado una gran expectación internacional y que también ha sido aprovechada por las autoridades egipcias para intentar revivir el alicaído sector turístico.
A partir de unas imágenes de alta resolución obtenidas por el centro español Factum Arte, el arqueólogo inglés, profesor de la Universidad estadounidense de Arizona, distinguió unas pequeñas hendiduras en los muros de la tumba de Tutankamón que, según él, indican la presencia de una puerta sellada que comunica con una cámara oculta, donde estaría enterrada Nefertiti.
En septiembre del año pasado, el entonces ministro egipcio de Antigüedades, Mamduh al Damati, invitó a Reeves al Valle de los Reyes, y tras dos días observando el interior de la tumba KV62, decidió llevar a cabo análisis con radar que pudieran avalar su planteamiento.
“Quizá esté de acuerdo en que haya algo detrás de los muros, pero no estoy de acuerdo en que sea la tumba de Nefertiti”, dijo hoy Al Damati, cuya gestión de la información ante los medios fue también duramente criticada por Hawas, el cual acusó al antiguo responsable de dar por válidos datos no contrastados.
Entre esos resultados, destacó los del escaneado realizado en noviembre de 2015 por el experto japonés Hirokatsu Watanabe, presente hoy en el foro, y que detectó oquedades tras los muros norte y oeste del mausoleo.
Las pruebas de Watanabe desvelan, también, la presencia de materiales metálicos y orgánicos en esos “huecos”, que podrían ser cámaras funerarias o pasillos.
Con esa prueba en la mano, Al Damati declaró en su día que estaba seguro en un “90 por ciento” sobre la existencia de “algo” detrás de los muros de la tumba de Tutankamón.
Sin embargo, hoy, tras desvelar que uno de los dos últimos análisis realizados en abril ha descartado la presencia de espacios en los muros, y que el otro no ha ofrecido datos relevantes, Al Damati redujo las posibilidades de la presencia de una cámara al 50 por ciento.
El polémico Hawas intentó, además, desmontar el trabajo del técnico nipón, que se abstuvo de replicar a los feroces envites del conocido arqueólogo egipcio.
“Jamás se ha hecho un descubrimiento arqueológico con radares”, concluyó Hawas, después de subrayar que tiene 45 años de experiencia en el campo de la arqueología.
Pero la sangre no llegó al río y los ataques y reproches lanzados en el anfiteatro del Museo Nacional de la Civilización Egipcia -como cuando Al Damati acusó a Hawas de haber realizado una perforación en 2002 en una lasca de la pirámide de Keops antes de pedir los permisos pertinentes- se quedaron en la gran sala de ese enorme museo en construcción.
Tras el debate y ya ante los periodistas, Reeves y Hawas se mostraron más condescendientes.
“Podría ser que no hubiera nada” detrás de los muros, dijo Reeves, antes de agregar, no obstante, que la mera posibilidad de que lo hubiera merece el esfuerzo de continuar investigando.
Por su parte, Hawas aseguró que no se oponía a que continuaran los diagnósticos con técnicas no invasivas e, incluso, concedió que podría haber algo detrás de los muros, aunque insistió en que se trataría de parte de la misma tumba y nunca del sepulcro de Nefertiti.
Antes de la clausura, el actual ministro de Antigüedades, Jaled al Anani, recogió el guante de los ponentes y anunció que continuarán las pruebas con distintas técnicas, antes de subrayar que no se perforará ninguno de los muros de la última morada del faraón de oro “hasta que esté demostrado al 100 %” que realmente ocultan algo.
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