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Los duelos privados de Demián Bichir

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EFE

El mexicano Demián Bichir, nominado en 2012 al Óscar y considerado uno de los mejores actores latinos, confiesa a Efe que a sus 53 años sigue siendo un pendiente lidiar con el sentimentalismo de despedirse de sus personajes…

“Es un duelo y sucede en privado; es raro que alguno de nosotros comparta ese tipo de sentimientos porque lo vives en tu intimidad y siempre le dedicas tiempo, aunque a veces un clavo saca otro clavo y eso ayuda”, asegura en entrevista con Efe.
Bichir es uno de los dos protagonistas de la película “7:19” que se estrena hoy en las salas de once ciudades mexicanas, una historia de ficción alrededor del sismo de 1985 en la Ciudad de México en el que Fernando Pellicer, un alto funcionario, queda atrapado debajo de los escombros junto a un humilde velador.
Pellicer y Martín, un hombre de la tercera edad cuyo relevo no llegó a tiempo, se ven obligados a luchar por la supervivencia y a pesar de vivir en universos distintos, por momentos necesitan aliarse, como cuando se ven obligados a beber orina para hidratarse y el velador le pasa el pocillo al gran señor.
“En dependencia de con quien saltes a la cancha, así te vas a sentir y saltar con Héctor Bonilla (quien encarna al velador) allanó el camino, hizo todo más fácil”, cuenta Bichir.
No es el típico galán de telenovelas; su fuerte es la inteligencia, la profundidad de su plática y una obsesión prístina por superarse a sí mismo.
“Hay muchas formas de lograrlo y seguro cambian de un actor a otro. Cuando te dedicas a la cultura o al arte, es una forma de vida meterte en un museo, asistir a un concierto de música sinfónica o a una ópera; la superación también está en la literatura que lees y en el cine que ves”, cuenta.
Habla de libros y revela su debilidad por la poesía, por los mexicanos Octavio Paz y Jaime Sabines, a quien se refiere como “mi paisano”, por Pablo Neruda y Walt Whitman.
“Uno de mis autores favoritos siempre será Carlos Fuentes, un querido amigo amante del teatro, a quien extrañamos porque era una mente obligada a consultar cuando el país estornudaba”, asegura.
Demián es un hombre sobrio, aunque amable, que asegura ver en los jóvenes la esperanza de un México mejor, siempre y cuando no se contaminen en el camino, y lamenta que su país esté viviendo un sismo, tal vez peor al del 19 de septiembre de 1985 a las 7:19 horas.
“Vivimos terremotos constantes, terremotos financieros, morales sociales, económicos, parecen nuestra condición, que nos hemos acostumbrado a ello y debemos romper esos malos hábitos. Nosotros merecemos un mejor país”, dice.
Aunque vive parte del tiempo fuera de México, incluso llevaba unos cinco años sin filmar en su tierra, Bichir está al tanto de la realidad mexicana, critica el cinismo de los políticos que roban con descaro y luego se ríen.
A nivel profesional, pone su parte rechazar siempre la interpretación de personajes de mexicanos denigrantes.
“Hay muchas películas en las que los mexicanos somos unos cabrones, la mujeres prostitutas, todo es violencia y no servimos para nada. Nosotros les hemos dado material para contar esas historia, pero es fácil decir no cuando algo no te gusta”, sostiene.
En estos días, Bichir acaba de despedirse del doctor Pellicer. Al encarnarlo pasó 12 horas al día embarrado de polvo, de sangre y de golpes. No detalla cómo vive el duelo del adiós porque es algo privado, pero si le preguntan, responde con una salida de ficción.
“Después lo extrañé un poco y cada vez que veía una maceta me lanzaba y me daba unos baños de tierra”, dice sin reírse de su propia mentira.

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