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MI HIJO, ES MI NUEVA OPORTUNI-DAD…

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No son pocos los padres que, cuando por diferentes razones de jóvenes no pudieron estudiar lo que deseaban, intentan con sus hijos poder hacerlo. Pero eso termina ocasionando problemas y conflictos en la familia y en los adolescentes…

“Cuando yo era joven me hubiera gustado ser doctor”, comentó Rigoberto M. en una junta de padres.

Es común escuchar a padres de familia decir a sus hijos alguna frase similar, como también lo es el deseo de ver que éstos realicen lo que ellos de jóvenes no pudieron. Un deseo que a la larga se puede convertir en conflicto, en especial cuando los progenitores, ponen de manifiesto sus pretensiones insistentemente. Como el siguiente ejemplo:  “Hija debes inclinarte más a estudiar matemáticas”, reclama el padre a su hija. -“Pero papá… a mí me gusta lo humano, como la sociología o el arte… no la matemática”, contesta la joven.

Muchos padres y madres, sueñan algún día poder ver sus propias metas y anhelos no alcanzados, realizados en sus hijos, una pretensión que muchas veces provoca fricciones y distanciamientos, debido a que se sienten acorralados o presionados.

¿Cómo darse cuenta?

Generalmente, al momento de elegir una carrera a futuro, es un buen momento para “negociar” con el adolescente sobre el camino a seguir. Existen miles de casos de jóvenes frustrados por estar estudiando en carreras “porque mis padres querían que estudiase esto”. Lo más aconsejable es charlar sobre sus gustos y tratar de trazar una línea a seguir… ¿Qué te gustaría ser? ¿Trabajando de qué y cómo? para poder establecer dentro de esos parámetros, qué carrera es específicamente la más apropiada.

Algunos padres “dominantes” creen que la carrera elegida para sus hijos es la mejor, porque simplemente, si así no fuera, el hijo/a se los diría. Sin darse cuenta que efectivamente, su hijo se los está diciendo, a través de actitudes y el rechazo en ciertos temas de conversación. 

En este tipo de casos, se dan numerosas reacciones, que en casos extremos terminan hasta con el suicidio causado por la impotencia de no poder ser lo que se quiere ser.

Mi hijo es mi nueva oportunidad

Algunos especialistas etiquetan a este tipo de sucesos, como la “segunda oportunidad”, explicando que los padres ven en sus hijos la prolongación de sus vidas, e intentan completarlas induciéndolos, como si fueran por ellos mismos. Y hasta se atribuyen derechos ajenos y mas aun, “obligándolos moralmente” ya que los jóvenes se sentirán con alguna obligación moral hacia sus padres:

– “A mí me hubiera encantado estudiar contabilidad, pero por cuestiones económicas no pude hacerlo… ahora que tú puedes, hazlo y aprovéchalo!!”

– “Estudio abogacía porque mis padres se mataron para pagarme esta universidad, no les puedo fallar”.

 En las actividades opcionales, también se ve este tipo de conflicto:  “Lo traigo para que vaya aprendiendo a jugar… mi sueño siempre fue poder ser un jugador profesional”.

Cuidado con las presiones

Y las presiones que se transmiten son muchas. Pero el conflicto no sólo es vocacional: “algunos padres traen a sus hijos a instruirse en la práctica del deporte y por su propia cuenta comienzan a modificar sus dietas para favorecer el crecimiento de sus físicos, como si fuesen deportistas profesionales, alegando que eso los va a ayudar a poder ser mejores deportistas, incluso en edades en que sólo deben practicar por diversión”, explica un profesor de fútbol infantil.

En otros casos, los padres eligen que la “vocación de sus hijos” (mejor dicho la de ellos), debe interferir todas sus actividades y los sacan del colegio o los hacen viajar al exterior para “mostrarlos” como si fueran un producto llamado “talento” que tiene una función robótica qué cumplir.

Para quienes piensan de esa manera, sólo se puede aconsejar una cosa, intenten programarlos con el siguiente mensaje ‘sean felices y háganlo de la manera en la que ustedes quieran y puedan’…  Son seres individuales y así deben vivir.

Recordemos que los hijos algún día se irán de la casa y vivirán sus propias vidas, y seria mejor que lo hicieran llevando en sus mentes buenos recuerdos de ustedes. De esta manera, ellos transmitirían lo mismo a sus próximas generaciones y una cadena de buena comunicación, apoyo y amor, existirá en el entorno familiar, factores que desafortunadamente, poco o nada se ven en las familias en estos tiempos.

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