La miel es uno de los productos naturales más beneficiosos para la salud, componente de productos de belleza y dulce en la mesa. En la actualidad, la apicultura ecológica se expande para intentar que aquella miel auténtica vuelva a recuperar sus primitivas cualidades.
La obtención por parte del ser humano de la miel producida por las abejas es una labor que se remonta hace siglos.
La apicultura estaba muy desarrollada en el antiguo Egipto, donde además se practicaba la trashumancia de las colmenas.
LA EVOLUCIÓN DE LA ABEJA DE LA MANO DE LA APICULTURA
La abeja, protagonista de la dulce y milenaria historia de la apicultura, también ha tenido su propia evolución de la mano de los apicultores que han ido poco a poco descubriendo sus necesidades para obtener de su trabajo el máximo provecho.
La antecesora de la abeja actual era solitaria y ponía los huevos en un nido donde había reservas de comida, pero no se ocupaba de la descendencia. Con el paso de miles de años, la evolución conjunta de las abejas y las flores ha llevado a estos insectos a ser sociales y a agregarse en colonias cada vez mayores.
Por su parte, las flores, con un abundante botín de néctar, se han convertido en perfectas distribuidoras de polen. Las abejas son atraídas por el néctar que se encuentra dentro de las flores y, por su especial morfología, se embadurnan de polen transportándolo de flor en flor, fecundándolas y garantizando así la continuidad de la especie, además de convertirlas en el mejor agente polinizador existente y el principal factor para la conservación de la biodiversidad.
En la actualidad, gran número de apicultores se suman a la apicultura ecológica que más se acerca a la producción de la miel que, como los antiguos productores, tienen en cuenta todos los factores naturales para preservar los entornos más adecuados que necesita la abeja y así obtener unos productos más auténticos.
La apicultura ecológica tiene como principal objetivo fomentar la sostenibilidad y el cuidado tanto de la colmena como del material que se produce en su interior, y se caracteriza por no utilizar productos químicos y respetar las condiciones de vida de las abejas. Isabel Martínez Pita /// EFE-Reportajes
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