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No apto para cardíacos

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Por: Dr. Humberto Caspa

   Más que una victoria de Ted Cruz en las primarias de Wisconsin, lo que sucedió el día martes fue una victoria de los grupos republicanos que se aglutinaron en contra de la candidatura de Donald Trump.

  Como resultado de esta maniobra política, la elección del candidato con miras a las elecciones presidenciales de noviembre no lo decidirán los electores sino el cuerpo colegiado del Partido Republicano.

 Así, la convención republicana, misma que se llevará a cabo en Cleveland, Ohio, entre el 18 y 21 de julio, tendrá todos los ingredientes de un proceso dislocado, de trifulcas internas y alianzas viciadas.

   Como en una de las esquinas estará postrada la figura irritable de Donald Trump, el convite republicano garantiza ser un verdadero drama político, donde los insultos volarán por doquier y los golpes bajos serán la esencial de juego político.  En fin, no va a ser apto para cardíacos. 

  Tradicionalmente, el candidato que alcanza o sobrepasa el número mínimo de delegados (1237) es coronado como candidato del Partido Republicano. Empero, como se espera que ninguno de los candidatos –ni Donald Trump, ni Ted Cruz, ni John Kasich– logrará acaparar ese número mínimo de delegados, entonces se espera que los mismos delegados, quienes fueron elegidos durante el proceso de las elecciones primarias, hagan el trabajo de decidir quién va a ser el candidato oficial.

  No va a ser una tarea fácil. Una vez iniciada la convención, normalmente cada uno de los delegados apoya, a través de su voto, a los candidatos de su campaña política. Es decir, los delegados de Trump apoyarán la candidatura de Trump.  Lo mismo sucederá con Cruz y Kasich.

  En consecuencia, en la primera rueda de votos, ninguno de los candidatos logrará alcanzar el número mágico de 1237 votos. Entonces se procederá a otra rueda de votos.  A diferencia de la primera, en esta rueda los delegados tienen la capacidad de cambiar de postura y votar por el candidato de su preferencia.  Claro que la mayoría sigue las indicaciones de sus jefes, quienes seguramente ya han cimentado alianzas con otros candidatos.

   Lo más probable es que los delegados de John Kasich, Marco Rubio, Jeb Bush y otros candidatos pertenecientes al establishment republicano apoyen la candidatura de Ted Cruz.  Claro que este apoyo sería el resultado de unas alianzas que se entretejieron debajo del cuadrilátero político.

   Puede también ocurrir que Kasich sea el nominado. En este sentido, Cruz, por alguna razón incomprensible, tendría que ceder sus delegados. Este hecho es muy improbable debido a que el senador de Texas manifestó que existiría una “revuelta de los votantes republicanos” si Kasich es elegido.

   Otro escenario posible es que los delegados de Kasich apoyaran la candidatura de Trump.  Aquí tendría que haber una justificación poco ética.  Kasich tendría que aceptar el ofrecimiento de la vicepresidencia por su apoyo o el gobernador de Ohio tendría que haber perdido la cabeza.

    Si pensamos que el proceso de las primarias republicanas fue un torrente de insultos, la convención republicana será una gigantesca catarata política de discordia.  Motivado por la sed de venganza, Trump puede incluso ceder sus delegados a la candidatura de Kasich u otro candidato político.  Todo puede ocurrir.

Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com

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