Dicen que en las parejas la distancia es el olvido, y en las familias que por diversas razones se alejan, las consecuencias pueden ser similares, ya que el perder contacto enfría el vínculo familiar.
Las razones para desconectarse de la familia son diversas; en ocasiones el hecho de que los hijos hagan su vida en otras ciudades, se casen, se vayan a estudiar fuera de la ciudad o simplemente decidan vivir su vida independiente, fomenta la lejanía y peor aún cuando hay ‘‘ciertos’’ problemas familiares que llegan a crear barreras insuperables en la relación.
“A veces los hijos no crecen con la idea de tener un nexo con los papás sino que se ven como desconocidos; solamente consideran que sus papás iban a estar en cierta etapa de sus vidas, no en todas. Y una de las razones puede ser que los padres no le dan importancia a la relación afectiva, entonces nada más le dan atención a los hijos en el proceso de crianza, porque en cierta forma sienten que ya cumplieron con su función”, dice la psicóloga Raquel Villafuerte, especialista en terapia familiar.
Muertes trágicas de algún miembro de la familia, problemas por herencias, discusiones o pleitos que no se solucionaron en su momento, entre otras situaciones, también pueden generar distanciamiento por la falta de conocimiento en el manejo del problema que atraviesan como grupo social. De ser así, los hijos pueden empezar a buscar el apoyo familiar afuera, lo que en ocasiones provoca que haya pandillerismo, problemas de drogas o de alcohol, embarazos a temprana edad y en parte los padres pierden de alguna manera su sentido de paternidad.
Algunas familias tienden a ser más unidas que otras, explica Villafuerte, esto se debe primordialmente a la herencia cultural y de costumbres de los padres hacia sus hijos. Por ejemplo, cuando un hijo se casa hay familias en las que los hijos todos los días van a casa de los papás, y si bien eso es bueno, también lo es que se tenga cierto distancia para que ellos hagan su vida aparte y empiecen a resolver sus propios problemas con su nueva vida familiar.
La medida exacta de la distancia entre padres e hijos es algo independiente en cada rol familiar, pues influyen aspectos que vienen desde la infancia y que determinan qué tan cerca o lejos hay que mantenerse unos de otros.
“Así como hay las familias que están más distanciadas que otras, las hay que están tan ‘cerca’ que no tienen una sana privacidad, pero en estos dos casos que son los extremos, es tan mala una cosa como la otra”, aclara Villafuerte.
Los hijos deben entender que si bien siempre habrá un nexo “familiar” que va a existir, si ese afecto no se cultiva, habrá repercusiones, sobre todo en sentimientos de soledad, vacío y depresión que a veces son causados por esa distancia entre familia que, aunque parezca que no tiene que ver, afecta a la mayoría.
“Algunos dicen que no necesitan a su familia, pero al menos internamente nosotros necesitamos un apoyo, y ese apoyo son los papás, los hermanos que a veces andamos buscando en otras personas porque no nos acercamos a los nuestros”, agrega la psicóloga.
La distancia puede hacer parte del crecimiento, pero también es importante darle un lugar en el corazón a los miembros de la familia, los hermanos, padres y abuelos y aunque estén lejos podrás experimentar su presencia.
Independiente de que algunos miembros de nuestra familia nos caigan bien o mal hay que aceptarlos así como parte nuestra, eso provoca que aunque estemos separados físicamente el sentimiento de familia perdure y se prevengan ciertos problemas emocionales a futuro.
Cuando los padres tienen a sus hijos cerca deben recibirlos con buena disposición sin tratar de imponer o provocar que estén más tiempo del que tienen para visitarlos, mientras que el hijo debe intentar mantener esa comunicación con sus padres de la forma que mejor se acomode.
“Hay que sentir que vengo de una familia y que ésa es mi raíz, darles un lugar a ellos en mi corazón, sobre todo en momentos de depresión en los cuales necesito traer a alguien a mi mente que me proporcione la fuerza que puede venir de mi mamá, de mi papá y de mis hermanos.
Por eso, por muy mayor de edad, independiente y autosuficiente que seas, recuerda que si bien la comunicación no acorta las distancias físicas pero sí, y mucho, las emocionales y que mantener el contacto con la familia te ayudará a evitar que el estar lejos deteriore una relación de padre e hijo que siempre será de gran valor.
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