Mientras Estados Unidos se inserta en una nueva crisis política, la República Popular China demuestra su poderío militar en pleno centro de Beijing, donde Mao Zedong oficialmente erigió a China como un país comunista.
Hoy, todos sabemos que China no es un país socialista ni mucho su sistema económico fecunda dentro de modo de producción comunista. China es tan capitalista como Estados Unidos y es tan imperialistas como la Inglaterra del Siglo XIX. Su arsenal militar ya está en los albores de sobrepasar a la de los norteamericanos.
El Ejército Popular de Liberación de China alberga a la población más nutrida de todos los ejércitos del mundo. A través del canal CNN se pudo observar su poderío tecnológico de algunas de sus armas letales, especialmente los 16 misiles balísticos intercontinentales Dong Fend 41. Cada uno de estos misiles contiene múltiples cabezas nucleares y puede alcanzar un objetivo de una distancia de 12,000 y 15,000 kilómetros en 30 minutos y con una presión de 100 a 500 metros.
El objetivo chino de militarizarse es crear una imagen todopoderosa e intocable ante el mundo. Es decir, que ninguna potencia mundial se atreva a atacarla. El poderío armamentístico es un mecanismo de disuasión y permite al país que ostenta este poder evitar futuros ataque y enfrentamientos.
Sin embargo, aparte de convertirse en el más poderoso del mundo, la dirigencia china tiene objetivos a corto y largo plazo para enriquecerse y convertirse en la única potencia mundial.
Inicialmente, el primer objetivo del líder chino Xi Jinping es apaciguar el movimiento democrático que se gesta en Hong Kong y luego convertirla en una provincia china que no simplemente funcione como un centro financiero regional, sino también como un factor político de dominación en el sur de este país.
Luego, otra meta importante es la recuperación de Taiwán. Este es un objetivo a largo plazo –muy difícil, por cierto— que siempre ha estado en la mente de todos los dirigentes chinos, incluyendo Mao Zedong, el histórico líder comunista.
Para lograr la adhesión de Taiwán no solamente se necesita un arsenal militar incomparable, sino China necesita crecer económicamente y buscar fundamentos para convencer a los líderes taiwaneses que una fusión entre las dos economías sería beneficioso para sus poblaciones.
Asimismo, China forzosamente tiene que moverse a un sistema político democrático para convencer a los taiwaneses. A estas alturas, es difícil pensar en un sistema político representativo en China, pero la necesidad de convertirse en la economía más importante del mundo mueve olas.
Si es que logra reinsertar a Taiwán, entonces China sería el país más poderoso del planeta, tanto militar como económicamente.
Humberto Caspa, Ph.D., es profesor e investigador de Economics On The Move. E-mail: hcletters@yahoo.com
Comparte
Siguenos en Redes Sociales
El Aviso Magazine El Aviso Magazine El Aviso Magazine