Quiiiuuubo, quiiuubo!, quiubo! ¿cómo están mis cuatro o cinco leitores, ¿bien y de pelos?-, po’s ojalá que sí!
Y pa’no perder la costumbre déjenme que les eche un rapdín… Sí!, el chistorete de hoy se llama “El ingenuo”, ai’ les va:
Se cuenta, se dice, se mermura, que un joven había dejado el seminario y muy pronto, ingenuo y cándido, cayó en manos de una mujer y conste que no es lo mismo caer en las manos que caer en sus brazos-, total que ilusionado y queriendo aprender más de la vida, decide casarse con ella… Al día siguiente de la boda el inocente chico se fue a confesar.
“•- Padre -dice al sacerdote con temblorosa voz-, vengo a acusarme de pecado grave… Creo que me casé con mi hija”.
“-¡Queeé! -exclama el cura- ¿por qué dices eso?”.
-• “Es que ayer fue mi noche de bodas -cuenta el chico-, y cuando me quité el calzón, mi esposa me miró y exclamó luego: “¡P a p a c i t o o o!”.
(—Se cree que aquel ingenuo muchacho se llamaba
Luis — je!, je!! … sí, cómo no!!!) —
Y a propósito de papás (que no es lo mismo que papacitos), se acaba de celebrar el Día del Padre y aunque no hay tanta alharaca, ni tanta mercadotecnia como cuando se festeja a la madre, pero de todos modos, nuestros hijos, si todavía son chiquillos, nos dieron un regalito, que compró su mamá, con dinerito que con ‘cariñito’ nos sacó su mamá… Y cuando ya están más grandecitos, ya no necesitan a la mamá y directamente nos dan el sablazo para regalarnos la corbata, el cinturón, la cartera o los calcetines de cada año ¿a poco no?. Ahora que si son hijas, y si son jovencitas, entre caricias, arrumacos y zalamerías, nos sacarán cuanto quieran… Y ni modo, así es la ley de la vida que los padres viejos tenemos que aceptar, y que los padres jóvenes deben entender y los padres primerizos necesitan aprender… Y a propósito de ‘novatos’, mando un saludo a mi cuate Javi, que anda ‘culeco’ -como dirían en mi pueblo-, porque se va a estrenar como papá.
Pero volviendo a eso de aceptar, entender y aprender lo que es ser padre, como sabemos los viejos y ahora les cuento a los jóvenes, esa cuestión no es fácil, porque contrario a la mujeres, nosotros no nacemos con ese instinto de padres, a nosotros ‘otro instinto’ nos hace padres, por eso, cuando llega el primer hijo, no sabemos qué hacer, cómo actuar, cómo darles de comer, cambiarlos, callarlos, etc. Por eso, a esos que son o serán padres primerizos, les voy a contar cómo serán sus primeros meses de papá, espero les sirva:
Empecemos con que debe mentalizarse a que desde meses antes de que nazca el o la bebé, le quita ‘el trono’, la cama, la mujer y el dinero… Ya no eres el primero, ahora será él, o ella, de lo único que se hable, si tu mujer tiene calor, si le repudia tu olor, si roncas o simplemente porque quiere estar a sus anchas en la cama, te manda a dormir al sofá y de sexo, ni hablar….
Cuando finalmente llega el feliz día del nacimiento y después de horas de tensión y nerviosismo, te enseñan a tu chilpayate y empiezas a buscarle parecido, a tu mamá, papá, suegra, abuelos, etc., pero ¿qué crees?… que no se parece a nadie!!!
Lo bueno es que con los días ‘van agarrando forma’ -diría yo-… Y cuando llegas a casa con tu retoño en brazos, empieza una nueva aventura. Porque si sale tranquilito y dormilón, qué a toda madre, pero si sale chillón, aprenderás que su llanto es más fuerte que una chorcha en una reunión familiar… que las noches, tienen intervalos de 2 o 3 horas donde hay que despertar y a veces levantarse, que gastas más en pañales, que en una peda con tus cuates… Y debes aprender a controlar la desesperación cuando llora y llora, y ni tú ni tu mujer saben por qué!
Pero ¿sabes queeeé…? que todo eso tiene su recompensa! cuando te ve y sonríe, cuando lo cargas, cuando lo besas, cuando te abraza, cuando juegas con él o ella y le haces caricias, cuando lo hueles, bueno, hasta cuando te echa su babita en el hombro y te deja todo apestoso!… Todo lo disfrutas, todo toleras porque amas a tu retoño.
Y aunque hay muchísimas cosas más que los padres novatos deben saber, eso lo irán aprendiendo con el tiempo, con los corajes, los sustos y las alegrías. Por lo pronto a esos jóvenes que todavía no han sido papás, espero que esto les sirva como guía y que tomen las cosas con tranquilidad, aunque ¡aguas! porque decir “tranquilo” no significa necesariamente que no tengas que preocuparte, de su bienestar y educación…
Y pa’acabar, a todos mis leitores, sean papás o papacitos, y aunque un poco tarde, pero reciban mi felicitación por eso y por el hecho de ser hombre, digo si es que no les ha dado por esa ‘onda de cambiar de bando…
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